Quince toneladas de alimentos congelados y peliculas y libros digitales para una larga travesia

Una cocina coordinada para que media docena de personas puedan alimentar a mas de trescientas, una lavanderia completa que garantiza mudas limpias dos veces por semana a la tripulacion y equipos que permiten procesar los residuos dentro del buque

Argentina 04 de enero de 2020 Agencia Télam
Una cocina coordinada para que media docena de personas puedan alimentar a más de trescientas, una lavandería completa que garantiza mudas limpias dos veces por semana a la tripulación y equipos que permiten procesar los residuos dentro del buque son algunos recursos que incorporó el Rompehielos Almirante Irízar tras su reconstrucción en el astillero estatal Tandanor.
Las novedades incluyen laboratorios para investigar durante las navegaciones y un inventario digital de películas, música y libros disponible en la red wifi.
El suboficial Martín Varela, responsable de los víveres para los más de 300 tripulantes que zarparon esta madrugada del puerto de Buenos Aires y navegarán 41 días aguas antárticas, contó a Télam que “cargamos en las cámaras frigoríficas unas 15 toneladas de carne vacuna, cerdo, pollo y pescado congelados, y contamos con una bodega refrigerada para los frescos y una para los alimentos secos”.
Los víveres son suficientes para alimentar a la tripulación durante ocho meses en el caso de que por condiciones climáticas adversas el buque quede varado.
"Una vez que están confirmados los alimentos disponibles se organiza un menú lo más variado y nutritivo posible, en el que hay pastas, carnes asadas y milanesas, y también guisos para las jornadas de trabajo en la Antártida”, relató el militar.
La cocina del Irízar cuenta con media docena de personas que se rota en grupo de cuatro para servir una comida y dejar preparada la siguiente, y cuando el buque traslada mucho personal se organizan turnos en los comedores para poder cumplir los horarios.
“En el menú no sólo tenemos que estar atentos a los valores nutricionales, sino también a las condiciones de la navegación en la Antártida; por ejemplo, no podemos pensar en servir sopas los días de mal clima porque corremos riesgos de que alguno de los que traslada una olla o un plato sufra quemaduras, y los días que el buque se mueve mucho estamos atentos a tratar de armar comidas livianas”, añadió Varela.
La renovación de la cocina del Irízar después del incendio de 2007 permitió incorporar equipos y maquinas lavavajillas fundamentales para sostener el ritmo de los turnos de comedor.
Para los momentos de ocio de la tripulación, el buque incorporó una red wifi que permite enviar mensajes a través de WhatsApp o acceder a libros, películas y músicas alojados en red del buque.
“Cada uno de los tripulantes habilita su computadora o teléfono dentro de la red del buque y eso le permite acceder a todo el contenido disponible; incluso recibimos sugerencias para ir ampliando ese inventario y lo hacemos en la medida de lo posible”, señaló a Télam el jefe de Operaciones del Rompehielos, Augusto Amaya.
El militar destacó que el rompehielos está diseñando para cumplir con todas las normas ambientales, para lo cual "cuenta con maquinaria que le permite separar, procesar, triturar o incinerar los residuos, según sea lo más conveniente en cada caso”.
“En la modernización del Irízar se tuvieron en cuenta las necesidades de los científicos y por eso el buque incorporó laboratorios y un sistema de sondas para tomar muestras a distintas profundidades mientras navegamos”, completó el jefe de Operaciones. (Télam)
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