Las cuatro nos estamos sosteniendo, de lo contrario seria imposible, dijeron victimas de cura Jose

Las cuatro jóvenes que acusaron de abuso sexual infantil al excura Carlos Eduardo José coincidieron en que el apoyo mutuo que se brindan es fundamental para seguir adelante con las denuncias, porque "de lo contrario sería imposible" afrontar los procesos.
Ninguna esperaba la absolución para José, de 62 años, dictada el pasado martes por el Tribunal Oral Criminal Nº2 de San Martín, y aún hoy no pueden dejar de sentir "frustración", "bronca", "dolor" e "impotencia" por este fallo que consideran "injusto" pero que "no se va a quedar así".
"Las cuatro nos estamos sosteniendo, si no, sería imposible", dijo a Télam Karen Maydana (26) una de las tres denunciantes que esperan que Casación revierta la prescripción del delito dictada por el juzgado de primera instancia, lo que evitó que llevaran sus casos a juicio con el de Mailín Gobbo (33).
La joven que concurrió a las siete jornadas del juicio en el cual José fue absuelto por prescripción de los hechos, contó que los primeros días estuvo "muy nerviosa" y dijo que le costó sobreponerse al hecho de que "la policía lo paseara esposado delante de nosotras, cuando esperábamos para declarar" a pesar de que "habíamos pedido no verlo".
"Necesitamos una reforma (judicial) urgente porque no existe perspectiva de género. Cuando hice la denuncia de 2017 me preguntaron si lo había provocado siendo que al momento de los abusos yo tenía 9 años. Ahí quise irme y no volver nunca más, porque es muy revictimizante esa pregunta y eso nos hicieron a todas, como también repetir una y otra vez lo que pasamos", contó.
Karen atribuyó a esta "falta de cuidado para tratar a la víctima" que "muchas chicas no pudieran continuar con las denuncias".
En el caso de Yazmín Detez (28), asegura que no fue "con expectativa de nada" al debate oral y trató de no pensar "hasta que no fuera el momento" de la sentencia.
"Pero cuando veo que Mailín sale llorando y gritando, pude volver a conectar y sentí mucha bronca e impotencia pero vamos a apelar", afirmó.
El relato de los abusos sufridos es muy parecido al de las otras chicas: tuvieron lugar en la pileta de una quinta donde el exsacerdote la llevó con sus hermanos y dentro del colegio, durante la confesión.
"De mis 8 a mis 12 años, estuve como bloqueada pero a los 13 empecé con ataques de pánico cuando había misa y a mis 16 pude acordarme de la pileta y de que nos sacaba del aula en plena clase para confesarnos en un cuartito donde sólo estaba él y yo, y me despedía diciendo que no contara nada porque era secreto de confesión", aseguró.
Hoy Yazmín se reconoce creyente en Dios, pero practica su fe "de manera individual", sin asistir "a ninguna institución" porque le provocan rechazo los sacerdotes y cada vez que está frente a uno no para "de mirarle las manos y lo que está haciendo" cuando hay niños y niñas cerca.
Cecilia Burgos (32), quien sufrió un caso de abuso cuando su abuela catequista la dejó a sus 5 años al cuidado de José en la parroquia del colegio San José Obrero, de la localidad bonaerense de Caseros, destacó "la importancia de la educación sexual integral (ESI) en los colegios para poder detectar estos casos".
Las víctimas de José "nos reclaman mucho" por no haber hecho la denuncia antes cuando "nunca tuvimos herramientas porque éramos unas niñas en un colegio católico que nunca nos enseñó educación sexual" y "pasaba desapercibido lo que hacía a pesar de que ocurría delante de la gente", añadió.
"También es importante la separación de la iglesia y el Estado, porque hay un amiguismo que es más fuerte que las denuncias de las víctimas", dijo.
Burgos dijo que bloqueó el recuerdo y recién pudo tomar nota del abuso en la adolescencia, cuando pudo entender también por qué se "ocultaba" de los varones, "no quería pensar en novios" y le provocaba "rechazo" esa posibilidad.
"Yo pensé que era la única a la que le había pasado y al conocer a las chicas tomé conciencia de que no era así y me sentí acompañada por ellas", concluyó. (Télam)