Abusos sexuales en las infancias: cuando lo familiar se vuelve siniestro

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Argentina 29 de abril de 2022 Agencia Télam
Por Mónica Macha, diputada nacional por el Frente de Todos y convocante de la Mesa de Trabajo sobre Abuso Sexual en las Infancias y Adolescencias en la Argentina.

Las traducciones son injustas. Algo más misterioso que las palabras se pierde al pasar de una lengua a la otra. El término que utiliza Freud para lo siniestro, tal como descubre Fernando Ulloa, sería lo "in-familiar". Aquello que niega a lo familiar. El comportamiento siniestro procede montado en esa negación, en esa relación. Convierte en terror algo que en apariencia y a priori es familiar, es positivo, es algo bueno o sin malicia.
Los abusos sexuales en las infancias, sus abusadores, proceden con un comportamiento similar. ¿Cómo un padre puede hacerme algo malo, puede someterme, lastimarme, agredirme? "Si viene de mi padre debe ser bueno, pero no es lo que siento". Ahí, en esa crisis, los niños y niñas sufren el derrumbe de su subjetividad.

La violencia es física y mental. El daño es doble. Pero aún hay un paso más. Los abusos sexuales para esos niños y niñas se vuelven habituales, experimentan entonces lo terrífico como algo familiar.
El abuso sexual y la violación no tiene solo un efecto moral o subjetivo en las personas que sufren estos ataques, tienen también una fuerte dimensión social, de disciplinamiento social. Tomo esta secuencia de pensamiento de la compañera María Laura Razzari. El movimiento que podemos encontrar es el siguiente: el sistema patriarcal pertenece a la estructura de la colonialidad del poder y esa forma de colonizar nuestros cuerpos y nuestras mentes ha encontrado en la violación y el abuso sexual uno de los métodos más crueles y dolorosos.
Veamos esto un momento. La violación se convierte, siguiendo estas ideas, en una institución política, la hemos vivido como herramienta de dominación. Podemos hablar de las violaciones coloniales, pero podemos no ir tan lejos y hablar de las violaciones de la dictadura cívico militar. En esos casos, pero también al interior de las estructuras familiares, la violación y el abuso sexual funcionan como herramientas que estructuran el poder. El varón viola a la mujer. El varón, progenitor, abusa sexualmente de sus hijos. Hay una asimetría de poder y una dominación.
Vayamos un paso más. Como decíamos, la violación atraviesa no solo moralmente a las personas sino psíquicamente a las sociedades. Aprendemos -mejor dicho nos señalan- a través de la violación y los abusos sexuales cuál es el lugar que nos toca ocupar. Es decir, la violación tiene también un efecto político. Un efecto de estatuto político. ¿Por qué? Porque en cierta medida, lo que los abusadores nos emiten como mensaje es que somos un territorio para ser colonizado, dominado, silenciado, usado, violentado, vaciado. Aunque bien sabemos que la biología, nuestra genitalidad, no es razón de nuestro destino político.
No hace falta decir que la sexualidad es fundante en nuestro modo de habitar el mundo. Los abusos desencadenan en sufrimiento, padecimiento y problemas para las relaciones sociales. Poner en palabras, confesar, romper el pacto secreto, el acuerdo tanto tácito como explícito que exigen los abusadores, para librarse de ese dolor es un proceso difícil y complejo. Se hace un entramado de mentiras, de siniestras lealtades al abusador, de amenazas y extorsión al niño o niña. El miedo a que no te crean. El miedo a que quizás estás exagerando o que a todos les pasa. La naturalización como forma de aplacar el terror pero también de introyectarlo. Por eso es necesario que haya actos de justicia que sean reparadores, porque la justicia, un acto justo, libera a ese niño o niña de la carga que lleva puertas adentro de su cabeza. Saber que tenía razón en lo que sentía instituye una verdad.
Para reparar, encontrar justicia feminista y prevenir los abusos, creamos de forma colectiva una red política y legislativa. Junto a más de 150 personas creamos la Mesa de Trabajo sobre Abuso Sexual en las Infancias y Adolescencias en la Argentina. Esta Mesa de Trabajo es integrada por organizaciones, activistas, especialistas, peritos, madres protectoras, personas en proceso de justicia y representaste de distintos sectores sociales. Tenemos mucho trabajo por delante, tanto legislativo como social, tanto comunicacional como judicial. Hoy es el tiempo de la agenda de abusos sexuales en el feminismo popular.
Hay una idea, una idea preliminar, en construcción, que vengo pensando y analizando con otras compañeras. Y que la comparto a modo de disparador, para que este texto no tenga un cierre pedagógico sino una apertura a seguir pensando, a expandir los límites de estas propuestas. Hace un tiempo que pienso en los abusos sexuales en las infancias como el origen de todas las violencias. (Télam)
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