La historiadora Marina Franco, especialista en la represión de los años '70 en la Argentina, sostiene que el inicio de la transición entre el régimen de la última dictadura y la democracia surgió cuando los partidos políticos comenzaron a negociar con las Fuerzas Armadas "una salida con impunidad", antes del fracaso de la Guerra de Malvinas, en 1982.
Franco presenta su posición sobre estas cuestiones en "El Final del Silencio", un libro de su cosecha.
Especialista en el estudio del fenómeno represivo de los años '70, Franco postula que el final del régimen militar, en la primavera de 1983 "estuvo más asociado a un clima antidictatorial, originado en el fracaso de un proyecto económico" que a "una resistencia social" contra el terrorismo de Estado.
"La salida a la democracia no se explica por la lucha de la sociedad contra los crímenes de la dictadura. Tiene que ver con un fracaso económico y con la aceleración de los tiempos que se originó tras la derrota en Malvinas, que no le dejó a los militares margen alguno para imponer condiciones de impunidad", explicó Franco a Télam.
Doctorada en Historia en la Universidad de Buenos Aires, en la Université París 7 Denis Dedirot, becaria del CICET y catedrática de la Universidad de San Martín y General Sarmiento, esta académica escribió varios libros sobre la violencia en los '70, desde títulos que abordan la problemática del exilio hasta la violencia paraestatal ("Un enemigo para La Nación").
"A partir de 1980, las violaciones a los derechos humanos se conocían a partir de la difusión de las conclusiones del Informe de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) y el Departamento de Estado difunde información sobre los desaparecidos. La sociedad argentina no podía decir que no sabía,
sino que eligió no saber", remarcó Franco.
Y agrega: "Pero hubo un momento en el cual el silencio se terminó. Se comenzó a pedir la salida del régimen. Eso tiene que ver con un hartazgo hacia el gobierno militar por sus fracasos políticos. No existió en la sociedad argentina una convicción de denunciar las violaciones sistemáticas a los derechos humanos".
El final de "la plata dulce" determina entonces, para Franco, la apertura de un diálogo político de las cúpulas de las Fuerzas Armadas con las conducciones de la UCR y el PJ: "La intención de los militares era asegurarse condiciones políticas para la sucesión de una democracia tutelada", afirma.
En ese aspecto, la autora considera que el líder radical Ricardo Balbín jugó un papel fundamental en ese diálogo que se inicia en los primeros meses de la década del '80.
Al respecto, la historiadora fundamentó que toda la dirigencia política de entonces era partidaria de "cerrar" el capítulo de los delitos del terrorismo de Estado, a diferencia de (Raúl) Alfonsín, quien proponía una clausura con "investigaciones, información y justicia".
"Lo particular de Alfonsín es que propuso algo distinto a, por ejemplo, (Ítalo) Luder y la conducción del justicialismo, que a pesar del gran componente peronista que tenían las víctimas, no quería avanzar más allá de la autoamnistía decretada por los militares", afirmó.
Franco volvió sobre el tema de la derrota de Malvinas para analizar la cuestión de la autoamnistía y la salida del poder de los militares, que ya para 1983 fueron incapaces de imponer "condiciones" a la democracia que surgía. (Télam)