Hija de desaparecido reclamo a represores que digan donde estan los restos de su padre

Claudia Congett, hija de un detenido desaparecido durante la ultima dictadura civico militar, reclamo hoy a los represores que "antes de irse de esta tierra digan donde estan los restos" de su padre", Jorge Luis Congett.

Política 17 de agosto de 2021 Agencia Télam
Claudia Congett, hija de un detenido desaparecido durante la última dictadura cívico militar, reclamó hoy a los represores que "antes de irse de esta tierra digan dónde están los restos" de su padre", Jorge Luis Congett.
"Sé que los genocidas profesan la religión católica, están en sus últimos años. Si tienen fe en Dios y creen que hay otro lugar, les pido que antes de irse de esta tierra nos digan el destino final de cada familiar. Quiero saber dónde está mi papá; dónde están las fosas comunes, los listados, si están en el río o en el mar. Tengan la dignidad cristiana de decirnos dónde están", señaló Claudia Congett al declarar ante el tribunal que juzga a 17 represores, entre ellos el genocida multicondenado Miguel Etchecolatz.
Claudia y su hermana Patricia Congett testimoniaron ante el Tribunal Oral Federal 1 de La Plata que desde octubre último lleva a cabo este proceso oral y público por los delitos cometidos contra casi 500 víctimas secuestradas, torturadas y desaparecidas en los centros clandestinos conocidos como "Pozo" de Banfield, "Pozo" de Quilmes y "El Infierno" de Lanús.
Ambas hermanas relataron lo sucedido la madrugada del 20 de noviembre de 1976, cuando fuerzas militares irrumpieron en su casa de la localidad de Villa Luzuriaga, en San Justo, y secuestraron a su padre, Jorge Luis Congett, empleado del Municipio de La Matanza y delegado gremial.
Claudia Congett relató lo ocurrido en esa noche, cuando ella tenía 6 años y golpearon las puertas de su casa, y recordó cómo su madre alcanzó a abrir una puerta del fondo para que su padre escapara por allí, pero el hombre sólo trepó a los techos y se quedó allí.
"Supongo que no quiso que quedáramos solas", indicó Claudia y rememoró lo impactante que fue ver a su madre y su hermana de casi 18 años arrodilladas en el suelo apuntadas con las armas que portaban los represores contra ellas.
"Y no me voy a olvidar más, uno de esos hombres me hizo upa y me dijo que tenía no sé si sobrinos o hijos de mi misma edad. Me dijo si quería irme con él, a lo que le dije que no, que quería quedarme con mi familia y que me baje", contó.
Claudia relató que a su padre lo metieron en el baúl de un auto, una escena que alcanzó a ver su abuela materna, que vivía al lado y les gritó a los represores para saber qué era lo estaban haciendo.
"´Vieja de mierda, metete adentro o te llevamos también´, le dijeron a mi abuela. Tiraron las llaves de nuestra casa a la calle y se fueron. Se robaron todo, pero lo más importante que se llevaron fue a mi viejo. El silencio que vino después, cuando tuvimos que salir como investigadoras a buscarlo resultó duro. Nadie nos decía nada, no nos aceptaban la denuncia", revivió.
Recordó que meses después volvieron a irrumpir a su casa "y nos robaban de nuevo todo, como viles delincuentes comunes, no eran un organismo del estado no corrupto, eran ladrones, y uno de ellos nos dijo que éramos idiotas útiles".
"Movimos cielo y tierra y nunca supimos nada hasta 35 años después cuando Nilda Eloy nos dijo que había visto a mi papá en El Infierno", dijo y remarcó que la sobreviviente ya fallecida "fue la persona más amorosa, solidaria, que nos llevó a nuestra historia a nuestro papá".
Claudia remarcó: "Necesitamos saber el destino de nuestros familiares".
"Mi padre me faltó en alegrías y penas, no por su voluntad, no pudo participar en el nacimiento de mis seis hijos, cuando me recibí, muchos momentos. Para mí mi viejo fue un héroe y sigue siendo un héroe".
Luego, dirigiéndose a los represores imputados en este juicio, entre ellos Etchecolatz, pidió que "nos digan el destino final de cada familiar, dónde están".
"Me queda pendiente llevarle una flor a mi papá. Yo perdí una hija de 18 años, y lo que quiero es tener los huesos de mi viejo junto a mi hija Flor, tengan piedad y sepan que por mi parte no olvidamos, no perdonamos, no nos reconciliamos jamás".
Por su parte, su hermana Patricia, que al momento del secuestro de su padre estaba a un día de cumplir 18 años, contó que su padre "fue peronista de toda la vida" y relató su militancia barrial junto a sacerdotes tercermundistas.
Pidió a la justicia que intervenga para que se investigue "qué pasó en el sector 134 del Cementerio de Avellaneda, donde había restos y se construyó luego un mausoleo o panteón de la Policía, que corran los restos a un lado y hagan la investigación".
"Llevamos 45 años buscando a mi padre. Llevamos más de dos perpetuas buscando a mi padre. No es fácil", dijo Patricia, que agregó: "Tengo mucha paz espiritual pero ya es hora de que nos den justicia".
También declaró hoy Jorge Barry por el secuestro y desaparición de sus dos hermanos Enrique y Juan Alejandro y sus respectivas esposas.
"Quiero rendir un homenaje a mi hermano Enrique y su esposa Susana y mi hermano Juan Alejandro y su esposa Susana Mata y a muchos miles, 30 mil y más jóvenes que arriesgaron sus vidas, su integridad física y soportaron tortura, prisión y muerte para construir un país mejor, eran mártires y héroes en la construcción de un país de todos", dijo con emoción.
Relató que a su hermano Juan Alejandro lo habían detenido ya en 1974 y estuvo alojado en la Brigada de Banfield y tras ser liberado resolvió con su esposa, que también había sido detenida y dado a luz en 1975 en el penal de Olmos a su hija Alejandrina, irse a Montevideo, donde finalmente fueron asesinados por un grupo de la ESMA, en el contexto del Plan Cóndor.
Alejandrina es Alejandrina Barry, la diputada porteña que declaró en este juicio en marzo último, y contó sobre la campaña de acción psicológica activada por la dictadura de la que fue víctima, tras el secuestro de sus padres y que operó a través de las principales revistas de la Editorial Atlántida: Gente, Para ti y Somos.
La foto de la legisladora siendo niña fue utilizada para una campaña de prensa de acción psicológica con el fin de descalificar a los jóvenes militantes que dejaban "solos" a sus hijos. (Télam)
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