El viaje de Juan Pablo II durante la guerra de Malvinas y sus gestiones por los desaparecidos

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Política 01 de abril de 2023 Agencia Télam
(Por Silvina Oranges).- El viaje relámpago que el papa Juan Pablo II realizó a la Argentina en 1982 durante la guerra de Malvinas estuvo precedido por múltiples pedidos de organizaciones de derechos humanos para que en sus discursos públicos denunciara el drama de las desapariciones, lo que finalmente derivó en gestiones reservadas del pontífice polaco ante los dictadores argentinos.
Así surge de información del Vaticano y la Iglesia argentina recientemente desclasificada y contenida en el libro "La verdad los hará libres: la Iglesia católica en la espiral de violencia en la Argentina 1966-1983" -editado por Planeta- que fue presentado por el Episcopado que encabeza monseñor Oscar Ojea, escrito por un equipo de teólogos e historiadores liderados por Carlos Galli, y que contó con el impulso del papa Francisco.
El viaje que Juan Pablo II realizó a Buenos Aires el 11 de junio de 1982 por 31 horas, y tres días antes de que finalizara la guerra de Malvinas, constituyó un hecho inédito en la diplomacia vaticana, ya que fue organizado en tiempo récord para mostrar un balance con la visita hecha a Gran Bretaña solo dos semanas antes pero que estaba programada hacía dos años, antes del conflicto.
Durante esos días, continuaba abierta en el país la herida de los desaparecidos por lo que, ante la confirmación del viaje apostólico de Juan Pablo II, los pedidos de intervención en favor de los desaparecidos se multiplicaron.
Entre las cartas que el libro revela se encuentra una de Emilio Mignone, fundador del CELS, quien solicitaba que el Papa recibiera a delegaciones de organismos de derechos humanos durante su corta visita.
En una carta al nuncio Ubaldo Calabresi, Mignone "le señaló el riesgo de que la misión evangelizadora y de paz del Papa fuera usufructuada por las autoridades del gobierno para su propio proyecto y hasta convertirlo en un aval de la dictadura militar y de sus aventuras" y advertía que los militares "pugnarían por ocupar los primeros puestos y ser enfocados por la televisión que les obedece"
Según Mignone, algunas de sus advertencias fueron tenidas en cuenta. "De hecho la visita papal privilegió lo pastoral y si bien el diálogo con el Gobierno fue ineludible se logró dar prioridad al contacto con los fieles argentinos antes que a un ceremonial de visita de jefe de Estado", dice la investigación.
Por su parte, la Comisión de Solidaridad con Familiares de Desaparecidos en Argentina envió en esos días una carta al Papa con un pedido concreto: "Apelamos a su autoridad moral para que exija la aparición con vida de los detenidos desaparecidos, la libertad de todos los presos políticos y gremiales, garantías para el retorno de los exilados".
Desde esos y muchos otros sectores se pidió a la Iglesia que los discursos del Papa no solo se refirieran a la cuestión de la paz en medio de la guerra de Malvinas, sino también sobre el respeto de los derechos humanos y los ciudadanos argentinos que permanecían desaparecidos.
Sin embargo, durante las 31 horas que permaneció en suelo argentino y en los seis discursos que pronunció, el tema de los desaparecidos o de las violaciones a los derechos humanos cometidas por la dictadura no fue abordado explícitamente.
"El anhelo por el fin del conflicto de Malvinas absorbió el interés del Papa en sus discursos públicos, aunque se realizaron gestiones reservadas solicitando información sobre los desaparecidos", según revela el libro.
En su visita, el Papa tuvo un breve encuentro a solas con los comandantes a puertas cerradas. Según cuenta la publicación, "con probabilidad Juan Pablo II instó en forma personal a dar respuestas sobre el tema de los desaparecidos, en base a la documentación que utilizó el Vaticano para preparar el viaje".
En ese sentido, en los días previos al viaje, se había confeccionado una nota de la Secretaría de Estado -portada por el Papa- que detallaba las solicitudes de seis organizaciones internacionales y una persona en Italia que habían recurrido al Vaticano por ciudadanos desaparecidos, a quienes se los identificaba con nombre y apellido.
También se menciona que el Consejo para los Asuntos Públicos de la Iglesia había preparado para el Papa "un apunte sobre el problema de los desaparecidos en general".
"Por encargo del Santo Padre interesé al ministro de Relaciones Exteriores del problema de los desaparecidos. Le entregué también la lista preparada por el Consejo para los Asuntos Públicos y de la Secretaría de Estado", dice en una nota desclasificada monseñor Eduardo Martínez Somalo, que ocupaba la tercera posición en jerarquía en el Vaticano y era parte de la comitiva papal en Buenos Aires.
Somalo se reunió con el ministro Nicanor Costa Méndez y le entregó esos documentos en favor de las víctimas. De esta manera, se evitó a la embajada de la Santa Sede en Argentina y se gestionó directamente con los militares.
En la misa multitudinaria del 12 de junio en los bosques de Palermo, no hubo referencia expresa a los derechos humanos o los desaparecidos en la homilía del Papa, que centró el tono de sus expresiones en el logro de una solución pacífica por Malvinas.
Tampoco la agenda pública de Juan Pablo II incluyó encuentros con organismos defensores de DDHH. Algunos detenidos en unidades penitenciarias, familiares de desaparecidos y organismos habían escrito al Nuncio o al Papa para que se interesa por la situación o solicitando entrevistas personales.
La guerra de Malvinas -en parte, ya definida a esa altura del conflicto- concluyó dos días después de que se fuera el Papa del país, con la rendición de las tropas argentinas en Puerto Argentino, lo que ponía a la dictadura en la antesala de su fin.
Días después, el nuncio apostólico informó que se había anunciado la liberación de detenidos que estaban a disposición del Poder Ejecutivo -como se los denominaba- "por la oportunidad de la visita del Santo Padre a la Argentina".
Según consta en la información desclasificada del Vaticano, tras la visita del Papa a la Argentina, hubo 128 detenidos trasladados de la libertad vigilada a la plena, 117 iniciaron la libertad vigilada, un detenido fue expulsado del país y tres dirigentes peronistas pasaron del arresto al régimen de la libertad vigilada. (Télam)
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