Winston Churchill, el hombre que comprendio a tiempo la amenaza de Hitler

Si hubo un hombre que advirtio antes que nadie la amenaza que representaba Adolf Hitler para Europa y el resto de la humanidad, ese fue el primer ministro britanico, Winston Churchill, fallecido hace 55 años, el 24 de enero de 1965.

Mundo 22 de enero de 2020 Agencia Télam
Si hubo un hombre que advirtió antes que nadie la amenaza que representaba Adolf Hitler para Europa y el resto de la humanidad, ese fue el primer ministro británico, Winston Churchill, fallecido hace 55 años, el 24 de enero de 1965.
Su consigna de "luchar hasta el final" fue clave para enfrentar a la Alemania nazi, que desde principios de 1940 empezó a controlar a la mayoría de los países de Europa gracias la "blitzkrieg" (guerra relámpago).
Fue también el premier británico quien trató de convencer a Estados Unidos para que entrara en la guerra, ya que hasta ese momento Washington se mantenía neutral (aunque enviaba provisiones a Londres), antes del ataque japonés a Pearl Harbor, 7 de diciembre de 1941.
Periodista, escritor (laureado con Premio Nobel de Literatura en 1953), estadista, historiador y pintor, Churchill representó al hombre dinámico y contradictorio de aquellos años en los que hablaba sin descanso, con una oratoria formidable, cuando enfrentaba a sus enemigos políticos en el Parlamento.
Fue primer ministro entre el 10 de mayo de 1940 y el 27 de julio de 1945, y entre el 26 de octubre de 1951 y el 7 de abril de 1955, durante los reinados de Jorge VI y de Isabel II.
Nacido el 30 de noviembre de 1874 en el seno de la familia aristocrática de los duques de Marlboroguh, Churchill se alistó de joven en el ejército británico y viajó a la India Británica, Sudán, y participó en la Guerra de los Bóeres en Sudáfrica.
Después se hizo famoso como corresponsal de guerra y escribió varios libros sobre sus campañas militares.
Sin embargo, cuando era Primer lord del Almirantazgo en la Primera Guerra Mundial, su carrera política y militar sufrió un terrible fracaso cuando murieron por lo menos 250.000 británicos al intentar desembarcar en la península turca de Galípoli, el 18 de marzo de 1915.
En consecuencia, Churchill debió renunciar a su cargo y fue duramente criticado por los británicos, muchos de los cuales lo apodaron el "carnicero", sumiéndolo en el ostracismo.
Pese a que la política era una de sus grandes pasiones, se alejó temporalmente de ella en la década de 1930, aunque lideró la campaña para alertar sobre el peligro que significaba Hitler y el rearme de Alemania, tras su derrota en la Primera Guerra.
Una década más tarde, tras la renuncia de Neville Chamberlain, se convirtió en primer ministro, el 10 de mayo de 1940, cuando tenía 65 años.
Churchill no quería firmar un acuerdo de paz con Hitler, cuyos ejércitos habían entrado en Francia y avanzaban sobre Bélgica. Se quedó solo en su posición de luchar contra los alemanes, lo que dio popularidad entre los británicos.
Durante un discurso pronunciado el 13 de mayo de 1940 ante la la Cámara baja del Parlamento, Churchill pronunció la frase con que pasó a la historia como un emblema del estoicismo del pueblo británico: "No tengo nada que ofrecerles, excepto sangre, trabajo, lágrimas y sudor".
Sin embargo algunas de sus políticas fueron muy criticadas, incluida su negativa para que liberara reservas de alimentos para la India durante una hambruna que sufrió ese país en la provincia de Bengala en 1943. Se estima que en ese hecho murieron por lo menos dos millones de personas.
También fue acusado de racismo y de apoyar el uso de las armas químicas contra los kurdos y afganos.
"No puedo entender esta aprensión sobre el uso de gas", escribió en un memorándum cuando era ministro de la Guerra y el Aire, en 1919, según informes de la BBC de Londres.
"Estoy totalmente a favor de utilizar gas venenoso contra las tribus incivilizadas", afirmó el futuro primer ministro británico.
En aquellos años, también denostaba la lucha del Mahatma Ghandi, uno de los padres de la independencia de la India.
"Gandhi no debería ser liberado por la simple amenaza del ayuno", Churchill le dijo a su gabinete en una ocasión. "Nos desharíamos de un hombre malo y de un enemigo del Imperio si muriera", afirmó.
A Frederick Edwin Smith, Lord Birkenhead, quien fue amigo de Churchill durante más de dos décadas, se le atribuye esta frase: "Cuando Winston tiene razón, es único. Pero cuando se equivoca... ¡Ay, Dios mío!".
En 1945, a pesar de su gran popularidad, fue derrotado en las elecciones generales frente a los laboristas de Clement Attlee. Pero en 1951 volvió a ser primer ministro hasta su retiro en 1955.
Cuando falleció el 24 de enero de 1965, la reina Isabel II le concedió el honor de un funeral de Estado, debido a su papel como uno de los grandes hombres que dio el Reino Unido. (Télam)
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