El hasta ahora líder opositor Félix Tshisekedi juró hoy como quinto presidente de la República Democrática del Congo (RDC) prometiendo "un Congo para todos y donde todos merezcan un sitio", en una multitudinaria ceremonia que supuso el primer traspaso pacífico de poderes de la historia del país.
"Este 24 de enero es un día histórico, donde no se celebra la victoria de un candidato frente a otro. Somos un Congo reconciliado, la RDC que formamos no será un Congo de la división, del odio y del tribalismo", dijo Tshisekedi, de 55 años, durante su discurso de investidura en las puertas del Palacio Presidencial en Kinshasa.
El flamante presidente vivió hoy lo que su padre, el eterno e histórico opositor Étienne Tshisekedi, no pudo hacer en 40 años: poder dirigir el país más grande de África Subsahariana por un mandato de cinco años.
En una ceremonia inédita donde por primera vez en la historia el presidente saliente -Joseph Kabila (2001-2018)- y el entrante se sentaron juntos, Tshisekedi juró "observar y defender la Constitución y las leyes de la República".
El líder de la Unión para la Democracia y el Progreso Social (UDPS) tomó posesión del cargo cinco días después de que el Tribunal Constitucional avalase los resultados que le daban la victoria en las elecciones del 30 de diciembre con el 38,6% de los votos, por delante del también opositor Martin Fayulu, con el 34,9%.
La ceremonia no estuvo exenta de problemas, ya que tras 15 minutos de discurso, el nuevo presidente se vio obligado a parar y ser asistido por quienes le rodeaban por un "malestar".
"He tenido un momento de debilidad y les pido perdón. Ahora he recuperado la fuerza y la energía, podemos continuar", señaló Tshisekedi después de que le dieran un vaso de agua y le retiraran el chaleco antibalas, que parece ser el causante del incidente, informó la agencia de noticias EFE.
El gran ausente en la ceremonia fue Fayulu, a quien la influyente Iglesia Católica congoleña y numerosos analistas políticos consideran el verdadero ganador de las elecciones (él mismo se autoproclamó vencedor con más el 60% de los votos).
Kabila, quien gobernaba desde el asesinato de su padre en 2001, se despidió ayer, en un mensaje televisado a la nación a última hora del miércoles, de un país al que ayudó a traer la paz tras dos guerras fatales.
El ex presidente decidió en agosto pasado acatar el límite de mandatos impuesto por la Constitución que él mismo impulsó y no presentarse a un tercero en las elecciones de diciembre, que venían posponiéndose desde 2016.
Aunque creció a la sombra de un importante político como su padre, Tshisekedi asumió hoy la más alta instancia del Estado pese a tener una corta experiencia que se limita a un escaño conseguido en 2011 en la Asamblea Nacional que nunca llegó a ocupar. (Télam)