En un tono calmo y tras una reunión muy tranquila con su socio de gobierno, el líder de la derecha nacionalista Panos Kammenos, el primer ministro de Grecia, Alexis Tsipras, anunció hoy que la coalición que lo llevó al poder se rompió, que se someterá a una votación del Parlamento y advirtió sobre posibles elecciones anticipadas.
"Mi principal aspiración es restaurar el papel y posición del país a nivel internacional, asegurar que el país, a través de sus alianzas y actos, es un pilar de estabilidad y seguridad en el Mediterráneo. He dejado absolutamente claro que, en vista del obvio interés nacional, no asumiré riesgos ni costos políticos", explicó Tsipras ante la prensa, al salir de la reunión con Kammenos.
"Vamos directamente al proceso de renovar la confianza del Parlamento en el gobierno para terminar la legislatura", agregó, según la agencia de noticias EFE.
En Grecia una cuestión de confianza se puede aprobar con la mitad simple de los votos de los diputados presentes, aunque el apoyo no puede ser menor de 120 diputados.
Sin embargo, Tsipras adelantó que sólo continuará en el poder y no llamará a elecciones anticipadas si consigue el apoyo de 151 diputados, la mayoría simple del pleno.
Syriza, el partido de Tsipras, tiene una bancada de 145 diputados y siempre gobernó en alianza con el grupo de siete legisladores de Griegos Independientes (Anel), una fuerza de derecha, ultranacionalista y conservadora que poco tiene que ver desde lo programático a las propuestas y valores progresistas del partido del premier.
Sin embargo, ambos partidos se unieron en su rechazo al modelo de austeridad y de ajuste impuesto por los acreedores internacionales, principalmente la Unión Europea (UE).
Se aliaron para rechazar las medidas de austeridad y ajuste, pero luego fueron ellos mismos los que las ejecutaron punto por punto.
Syriza y Kammenos sobrevivieron momentos de mucha tensión, especialmente cuando finalmente acordaron un masivo plan de ajuste con los acreedores externo. Pero no pudieron mantener unidos cuando el premier decidió poner fin a una disputa de casi 30 años con la ex república yugoslava de Macedonia.
A mediados del año pasado, los máximos líderes de Grecia y Macedonia firmaron un acuerdo para cambiarle el nombre a este último país y el viernes pasado el Parlamento de la ex república yugoslava lo ratificó.
El país se pasó a llamar República de Macedonia del Norte y con esto dio por finalizada la disputa que mantenía por Grecia desde 1991, nación que sostenía que Macedonia ya existía y es una región de su territorio.
A cambio, Atenas prometió levantar sus reservas y facilitar el ingreso de Macedonia a la UE y la alianza militar OTAN.
El partido ultranacionalista de Anel había convertido este conflicto en uno de sus pilares nacionalistas y, por lo tanto, cuando Tsipras selló un acuerdo, su socio no tuvo margen político para acompañarlo sin desatar una crisis entre sus filas.
"Hubo colaboración durante cuatro años en un gobierno de unidad nacional. Conseguimos sacar al país de los memorandos (con los acreedores internacionales). Nuestro primer objetivo ha sido conseguido. Sin embargo, el problema con Macedonia no me permite no sacrificar mi puesto", explicó hoy Kammenos tras reunirse con Tsipras.
La ruptura con el ahora ex ministro de Defensa significa que seis ministros abandonarán el gobierno griego, pero lo más importante es que el premier podría su mayoría en el Parlamento.
Algunos diputados de Anel coquetearon con la posibilidad de apoyar el acuerdo con Macedonia, pero todas las proyecciones calculan que Tsipras se quedará sin una mayoría de diputados propia.
Pese a la tranquilidad con que el oficialismo ha asumido esta crisis, ni Syriza ni Anel están bien posiciones para unas posibles elecciones anticipadas.
Las últimas encuestas dan al partido de Kammenos una intención de voto tan baja que podría no superar el umbral del 3% que necesita para entrar al Parlamento. Syriza, por su parte, tampoco es el favorito.
Los sondeos ubican al oficialismo en segundo lugar, detrás de los conservadores de Nueva Democracia, una fuerza que también cuestionó y rechazó el acuerdo con Macedonia.
(Télam)