El ex secretario de Transparencia colombiano Rafael Merchán, el testigo del caso Odebrecht en Colombia que apareció muerto a fines de diciembre, tenía rastros de cianuro, según la autopsia del Instituto de Medicina Legal difundida hoy por medios locales, por lo que se trata del segundo hombre clave del caso que fallece envenenado.
No obstante, a diferencia de lo que sucedió con el hijo del primer testigo muerto, la familia de Merchán aclaró que, para ellos, el ex funcionario se suicidó ya que existe una filmación del momento en que compró el cianuro en un laboratorio, según Caracol Radio.
"No tenemos por qué pensar que fue presionado. Fue una decisión personal y autónoma", aseguró su familia en diálogo con la emisora.
Merchán era testigo en el juicio penal contra el ex titular de la Agencia Nacional de Infraestructura (ANI) Luis Fernando Andrade, acusado por irregularidades en los contratos que firmó con la constructora brasileña Odebrecht.
Su familia, sin embargo, sostuvo que su muerte no está vinculada al paso por el Estado o por el caso de corrupción que sacude las máximas esferas del poder público en Colombia, al igual que en otros países de la región como Brasil, Perú, Argentina, Venezuela y Ecuador.
Pese a las declaraciones de la familia, el hallazgo de cianuro en el cuerpo de Merchán hizo recordar de inmediato a las otras dos muertes que sacudieron la investigación del caso Odebrecht en Colombia en los últimos meses.
A principio de noviembre, el ingeniero Jorge Enrique Pizano, de 84 años, que trabajó siete años como auditor de Ruta del Sol II -una obra gigantesca que comunica el centro con el norte del país- y pasó los últimos años de vida documentando la corrupción alrededor de contratos obtenidos por Odebrecht, murió de un infarto mientras se afeitaba en su finca de Subachoque, al norte de Bogotá.
Su muerte por causas naturales no fue cuestionada por nadie, al menos hasta que su hijo, Alejandro Pizano, un joven arquitecto que hacía años vivía en Barcelona, apareció sin vida en la misma finca tres días después.
Alejandro había viajado con su esposa, embarazada de siete meses, para el funeral de su padre.
Su hermana relató a los investigadores que el joven tomó un sorbo de una botella de agua saborizada que estaba en el escritorio de su padre, sintió que tenía un gusto feo, intentó escupir el líquido y se desplomó.
Según la autopsia oficial, Alejandro falleció por envenenamiento por cianuro.
La revelación reabrió de inmediato la investigación alrededor de la muerte de Pizano padre y, el 20 de diciembre, el director de Medicina Legal, Carlos Valdés, tuvo que renunciar, acosado por cuestionamiento sobre la primera autopsia.
Además, la figura del fiscal general de la nación, Néstor Martínez, señalado por Pizano en un video filmado poco antes de morir como un cómplice del entramado de corrupción, también sigue en el ojo de la tormenta pública.
Un grupo de congresistas y organizaciones políticas y sociales de Colombia convocaron a una marcha el próximo viernes para pedir la renuncia de Martínez. (Télam)