De Sousa Santos: No hay que confiar en la derecha para defender la democracia

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Mundo 11 de enero de 2023 Agencia Télam
(Por Bernarda Llorente).- Con mirada aguda, el intelectual portugués Boaventura de Sousa Santos reflexiona sobre la complejidad de lo que se expresó en el ataque contra la democracia el domingo pasado en Brasilia, cuando miles de manifestantes bolsonaristas de ultraderecha invadieron y destruyeron parte de los tres edificios de los poderes del Estado en Brasilia, a sólo una semana de la llegada de Luiz Inácio Lula Da Silva, por tercera vez, a la presidencia del Brasil.
A lo largo de una entrevista con Télam, de Sousa Santos reitera con preocupación porque "hay una extrema derecha antidemocrática, fascista, que está intentando bloquear a todos los gobiernos populares que no sean de derecha dentro del continente".
"La democracia tiene que prepararse para entrar en un período en el que debe defenderse", señala desde Portugal el doctor en Sociología del Derecho, quien a sus 82 años es un intelectual de referencia para el progresismo internacional y los movimientos sociales.
Para de Sousa Santos, el fallido intento de golpe contra Lula deja al descubierto el entramado que va desde la construcción de sentido sobre la sociedad brasileña a partir de la proliferación de los discursos de odio y la mentira, que se potenció durante los últimos años en la gestión del expresidente Jair Bolsonaro, hasta los intereses que hay detrás de las manifestaciones de neto corte fascista de los sectores vinculados al agronegocio, la venta de armas, entre otros, que se verán afectados con Lula en la primera magistratura.
Si bien observa que en Latinoamérica en la actualidad hay "democracias de baja intensidad", se reconoce optimista sobre los procesos políticos progresistas de la región, y en particular sobre el brasileño afirma que "este intento de golpe ha fortalecido a Lula, en el sentido que hay una potencia democrática muy fuerte en Brasil".
Los siguientes son los tramos salientes de la entrevista:

Télam: Ya han transcurrido algunos días desde los violentos episodios de Brasilia y nos seguimos preguntando qué pasó exactamente. ¿Hubo un intento fallido de golpe de Estado? ¿O estamos hablando de una advertencia que busco ponerle límites al gobierno de Lula?
Boaventura de Sousa Santos: Es muy claro que fue un intento de golpe de Estado bien organizado. A pesar de haber ocurrido en Brasilia, la gente se juntó en varias partes del país, venía en micros que fueron financiados y organizados para realizar una acción violenta. Los cabecillas, los líderes de este movimiento, eran gente instruida técnicamente en acciones de violencia y en el conocimiento, incluso, de los espacios que destruyeron. Tenían claro los espacios que iban a invadir. Y apelaron a la estrategia de instalar en la opinión pública que se trataba simplemente de una protesta pacífica, que nada iba a pasar. Pero, bueno, quienes leíamos las redes sociales sabíamos que la violencia iba a venir. Además, la agencia de seguridad interna de inteligencia de Brasil advirtió a las autoridades de Brasilia que se estaba armando algo violento y no hubo respuesta para frenarlos. La policía no estaba en la calle y más bien parecía una escolta de los manifestantes. Es muy serio lo pasó en Brasilia porque no es simplemente la destrucción y todo lo que significa desde un punto de vista simbólico.
T: ¿La elección del momento fue clave?
BdSS: Claro. Estos hechos de violencia ocurrieron una semana después de un evento maravilloso, como fue la llegada de Lula en un clima de paz, de alegría, con la inclusión de todos los sectores sociales de Brasil que lo acompañaron y subieron al palacio, entre ellos gente muy humilde, indígenas, recicladores de basura, afro brasileños, lesbianas, discapacitados. O sea, fue una muestra de la diversidad cultural y la intención incluyente del nuevo proceso. Y una semana después, se vieron a las instituciones y los edificios completamente arrasados. Las imágenes fueron impresionantes, horribles. Algo muy serio.
T: A través de las redes sociales se invitaba a una especie de paseo, con desayuno, almuerzo y cena incluidos, además de alojamiento. En su descripción, todos tenían un papel que jugar: revueltas en distintas ciudades, movilización de un millón de personas en Brasilia, bloqueo de rutas por parte de los camioneros, generar escasez de alimentos y combustibles. Un plan meticulosamente organizado y financiado. ¿Algo falló? ¿Qué salió mal para los golpistas?
BdSS: Pensaron que iban a reunir mucha más gente. Y ahora se sabe que la financiación es de los empresarios, en gran medida de los que más se han beneficiado con el desgobierno de Bolsonaro. Por ejemplo, los sectores vinculados al armamentismo, a la agroindustria y a los combustibles, entre otros. Antes de la entrada de Lula, una bomba fue descubierta en el aeropuerto de Brasilia. O sea, había algo organizado por detrás y fue financiado por estos sectores. Lo que ocurrió es que concentraron sus actividades en Brasilia y se organizaron bien en ese sentido. Las otras acciones, que estaban preparadas en los pueblos y en las ciudades para las personas que no podían viajar, no fueron tan bien organizadas. Vi intentos de bloqueo en varias ciudades, pero las fuerzas no eran suficientes y no lograron realmente bloquear, sobre todo las estaciones de servicio. En ese sentido, el plan que tenían fracasó.
T: Cuando se ven las imágenes de lo ocurrido, asalta la duda sobre si los grupos de choque del bolsonarismo, los sectores más extremos, lideran una fuerza política de extrema derecha que no es homogénea. ¿Por qué estos sectores han logrado una penetración importante en la sociedad brasileña? ¿Cuáles son los elementos de frustración que más lo alimentan?
BdSS: Este proceso tiene un perfil particular en cada país. El problema de la extrema derecha es global y tiene sus expresiones locales. Argentina lo sabe, Chile lo sabe, Colombia lo sabe. Es una extrema derecha antidemocrática, fascista, que está intentando bloquear a los gobiernos populares que no sean de derecha dentro del continente. Claro que Brasil es un país muy grande y tiene un perfil especial, pero hay que entender que el bolsonarismo no depende de Bolsonaro. Él puede terminar preso, pero eso no va a significar mucho. Porque tiene una base social importante que son las iglesias evangélicas neo pentecostales y una asociación muy clara con el crimen organizado. Bolsonaro y su familia tiene conexiones con las milicias, que son grupos paramilitares, básicamente en Río de Janeiro, quienes en su larga lista de asesinatos se incluye el de Marielle Franco. Arman a los civiles con clubes de tiro y de armas. Tienen un perfil, digamos, militar, que quizás los diferencia un poco de otros países, pero mantienen la misma idea: si no puedes ganar las elecciones, no aceptarás el resultado adverso. Se trata de entrar en el juego democrático, pero siempre con la idea de boicotear. O sea, interesa solamente un resultado favorable. Aprovechar la democracia para llegar al poder. Hay mucha imitación, Donald Trump empezó con todo este régimen de no reconocer resultados y ahora los vemos en otros países. Hoy es Bolsonaro y mañana puede ocurrir en otro país. En Ecuador, (el presidente) Guillermo Lasso llegó a decir lo mismo: que era fraude si no ganaba. Esta idea es, básicamente, el colapso del juego democrático. ¿Qué me preocupa? Que esto ocurre no solo en el continente, sino en todo el mundo.
T: Este modelo en el cual las derechas intentan alcanzar el poder mediante las urnas, pero desconocen los mecanismos democráticos apenas lo ejercen o como opositores, ¿cuánto contribuye al deterioro y al descreimiento de una parte de la ciudadanía en las democracias?
BdSS: Después de toda la tragedia que significaron las dictaduras militares en Argentina, Chile y Brasil, ya no se estila poner en marcha golpes de Estado, sino que la extrema derecha se dedica ahora a boicotear, desde dentro, las democracias. Y lo hace de varias maneras, por ejemplo, financiando y creando partidos políticos. El bolsonarismo es un partido que está en el Parlamento, además de otros de derecha. Y también las redes sociales y todo el apoyo internacional de Cambridge Analytica, como ocurrió en Chile para derrotar el referendo sobre el proyecto de una nueva Constitución, a través de una intervención brutal por parte de grupos de extrema derecha y de un think tank que se llama Atlas Network, que durante mucho tiempo fue dirigido por un argentino.
T: Hablaba del efecto imitación. ¿Lo que pasó en Brasilia es un reflejo de lo ocurrido en el Capitolio?
BdSS: Trump está atrapado en este momento con la cuestión de la invasión del Capitolio, ocurrida el 6 de enero de 2021, y ahora en Brasil, casi lo mismo. Más violento, más organizado, más destructivo, pero la misma idea. Es una ola antidemocrática que usa la debilidad de la democracia porque la democracia no protege sus edificios con tanques militares. Estábamos en paz y como era domingo la Plaza de los Tres Poderes en Brasil estaba tranquila. La gente paseaba con los niños, las carreteras estaban cerradas al tránsito de automóviles y todo era para la recreación de la gente. En democracia, las instituciones, no se preparan para defenderse de los antidemócratas terroristas, que pueden amenazarlas. Y este es el tema de la debilidad de la democracia. Por eso, creo que la democracia tiene que prepararse para entrar en un período en el que tiene que defenderse.
T: Lula actuó con celeridad y dureza ante la complicidad de algunos funcionarios y de la propia policía que permitieron la irrupción y el destrozo de los edificios, que simbólicamente representan el corazón de las democracias.
BdSS: Así es. La policía y los dirigentes que estaban encargados de defender Brasilia han dimitido y están presos. O sea, se ve nítidamente la complicidad que fue hacer creer a los políticos que no pasaba nada, que todo era normal y pacífico, que la gente venía a visitar los edificios para poder entrar y después destruir. Por eso, en este momento hay casi 2.000 personas detenidas y muchos otros dirigentes están siendo buscados. Incluso el secretario de Justicia y Seguridad del Distrito Federal (Anderson Torres), que sintomáticamente está en Miami, como Bolsonaro. Los dictadores de América latina tienen esta vocación de ir a Miami, a Estados Unidos, como refugio. Por eso los diputados del Partido Demócrata están pidiendo por favor que envíen a este señor a su país. Y frente a la posibilidad que Brasil pida su extradición se supo que Bolsonaro intenta obtener la nacionalidad italiana.
T: ¿Cómo vio la reacción de las fuerzas políticas?
BdSS: Veo muy bien que los dirigentes democráticos brasileños despertaran, incluso aquellos que habían tenido un accionar condenable en el pasado, lo que hacía suponer que acompañarían alguna situación de ingobernabilidad. Es un momento en el que todos los demócratas del mundo deben analizar muy seriamente lo que está ocurriendo en Brasil, porque puede pasar en cada una de nuestras sociedades. Incluso en Europa, donde ahora todo parece estar muy calmo pero un partido de extrema derecha puede ganar las elecciones de un día para el otro. ¿Y después? En Francia pueden ganar, en Italia ya ganaron, en España no sabemos. O sea, las cuentas son complicadas y hay que reconocer que estamos en una situación difícil.
T: ¿Lo que ocurrió el domingo va a hacer cambiar algunas perspectivas del gobierno brasileño? ¿Lula deberá dar otras respuestas? ¿Saldrá fortalecido? ¿Cómo serán los próximos cuatro años?
BdSS: Obviamente, este intento de golpe ha fortalecido a Lula en el sentido de que hay una potencia democrática muy fuerte en Brasil, sobre todo por el desastre bolsonarista durante la pandemia, con 700.000 muertos de los cuales la mitad era evitable según la Organización Mundial de la Salud. Ningún otro país tiene este registro. Eso hizo que ni la misma gente de derecha quisiera seguir con Bolsonaro. Y ahora, cuando vieron que intentaron destruir a la propia democracia, se reunieron todos alrededor de Lula. ¿Por cuánto tiempo? No lo sabemos. Pero el gobierno de Lula no es un gobierno de izquierda, es un gobierno con 15 partidos, de los cuales gran parte son de derecha. O sea, Lula tuvo que aliarse con partidos y dirigentes que estuvieron a favor de su prisión, a favor del impeachment de Dilma. Lula tiene ministros que son de partidos bastante hostiles a las políticas progresistas. Es complicado tener una ministra de Planeamiento que viene del negocio de la agroindustria. Pero pienso que Lula es de los mejores políticos del siglo XX que logró transitar al siglo XXI, de los mejores por su capacidad de negociación y su capacidad de sobrepasar las crisis. Mucho mejor que Mandela, quien tuvo la prisión, que fue honorable durante muchos años, pero después fue una cosa fácil para él. Para Lula, en cambio, es muy difícil. Pero vamos a ver. Para mí fue algo significativo cuando vimos a los gobernadores y representantes de todos los partidos acompañar al presidente a ver los destrozos. Fue un mensaje a nivel institucional, ya sea de derecha o de izquierda, sobre la instalación de la democracia en Brasil. Estoy seguro que ahora la gran tarea será condenar todos los intentos criminales anteriores. Si Lula logra detener y hacer justicia con estos golpistas y los anteriores, se va a fortalecer. Caso contrario, van a volver en cualquier momento, con la ventaja de haber aprendido cómo destruir la democracia en Brasil. (Télam)
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