Cómo montar tu propio negocio

¿Quién no tuvo alguna vez el sueño del negocio propio? Incluso en la Argentina, donde tantas veces el sistema parece diseñado para impedir y obstaculizar los emprendimientos, es posible concretar ese sueño y convertirse en emprendedor o emprendedora.

Quizás hayas tenido vos ese sueño, y nunca te animaste a echarlo a andar, porque te parece demasiado complicado. La verdad es que montar tu primer negocio implica un cambio radical de vida y sí, tiene su complicación, pero, como en todo, se trata de empezar por el principio. Y para eso está esta nota que estás leyendo: para contarte lo básico. Las primeras cosas que necesitás saber para iniciar el camino del emprendedorismo. Que es, como suele decirse, un viaje de ida.



La idea

Lo primero que tenés que tener claro para llegar a crear tu propio negocio es qué negocio querés crear. Quizás te suene raro, pero es muy frecuente que la gente quiera iniciar un emprendimiento teniendo una idea más bien vaga de lo que quiere hacer.

Hay técnicas que te pueden ayudar a precisar tu idea, evaluar su viabilidad y darle una forma concreta que se pueda utilizar como base para lanzar un negocio.

Lo primero a tener en cuenta es que para poder realizar tu idea, tenés que poder escribirla. Esto significa sintetizar en una oración clara y precisa cuál será tu negocio. Quiero ganar dinero vendiendo algo no es una oración clara y precisa, pero Voy a elaborar desayunos y venderlos por Internet es perfectamente aceptable.

Una vez que tenés la idea básica, es momento de pensar en sus posibilidades y buscar el detalle que le dará a tu negocio un perfil diferente del resto, un plus que te permita abrirte un nicho en el mercado. Ya hay muchos emprendimientos de desayunos que se pueden encargar por Internet; ¿cuál será tu detalle distintivo?

Podrías ofrecer desayunos personalizados, con tazas o termos impresos con el nombre de la persona homenajeada o algún diseño a pedido. O especializarte en desayunos tropicales o mediterráneos. O hechos exclusivamente con productos aptos para celíacos, o para personas con intolerancia a la lactosa.

Las posibilidades son infinitas. Hay que buscarlas.

Y, por cierto, esta búsqueda no es sólo un ejercicio de pensamiento. En la tarea de refinar y precisar tu idea, también será vital que investigues qué negocios ya existen en el nicho que elegiste, qué productos o servicios ofrecen, cuáles son sus particularidades... y, sobre todo, qué es lo que ninguno de ellos está haciendo. Quizás ahí esté tu oportunidad de hacerte un lugar propio.

Una vez elaborada la idea, es momento de pensar en cómo llevarla a la práctica. ¿Vas a necesitar socios? ¿Empleados? ¿Un lugar físico donde instalar tu negocio? Cuantos más contactos tengas, más sencillo será resolver estas cuestiones.

Lo siguiente es confeccionar un plan de negocio, que es una herramienta vital para la puesta en marcha de tu proyecto. Tener un plan de negocio (y respetarlo) puede ser la diferencia entre el éxito y el fracaso.

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Cuestiones legales y administrativas

Una vez que tengas definido tu emprendimiento en términos precisos (o incluso un poco antes), el mantra que guiará la siguiente etapa de tu vida es: El contador es tu amigo.

En efecto, ésta es la parte donde la asistencia de un experto (o más de uno) se vuelve fundamental. Es el momento del lanzamiento de tu negocio, con todas las cuestiones legales y administrativas que conlleva.

Por cierto, no es tan difícil hacerlo. Hasta el gobierno está dispuesto a ayudarte. La Secretaría de Industria y Desarrollo Productivo armó un micrositio con información sobre los trámites necesarios para constituir una empresa, incluyendo cosas como la creación de una SRL y el registro de una marca comercial.

De todas maneras hay particularidades de cada tipo de negocio que implican diferentes trámites, por ejemplo, la habilitación municipal en el caso de un comercio físico, o todo lo que tiene que ver con el pago de sueldos y aportes previsionales, si vas a tener empleados. De nuevo, la regla de oro para esta etapa: El contador es tu amigo. (Si todavía no tenés contador, ¿qué estás esperando para conseguirlo?)



El negocio en marcha

¡Felicidades! Tu negocio ya está funcionando. Pero esto no quiere decir que puedas dormirte en los laureles. Al contrario: como decíamos al principio, esto te va a cambiar la vida.

En primer lugar, hay que tener en cuenta que el plan de negocio que trazaste al principio es una herramienta, y como tal, a veces hay que ajustarla y adaptarla. Tendrás que revisar el plan periódicamente para ver si requiere cambios que ayuden a tu emprendimiento a sostenerse y crecer.

En segundo lugar, tené en cuenta que a pesar de que la naturaleza de los negocios es la competencia, no estás solo, y cuantos más aliados tengas, mejor. Tratá de contactarte con otros emprendedores de tu ramo u otros relacionados. En muchas ciudades hay asociaciones de emprendedores que comparten experiencias y se transmiten contactos e incluso se ayudan mutuamente a generar más negocios.

Por último, mantené siempre los ojos abiertos ante las oportunidades de expansión y diversificación. Hay negocios que se sostienen en base a un solo producto o servicio existen, pero son más los que tienen éxito adaptándose y aprovechando nuevos escenarios. Lo que empezó como un pequeño emprendimiento de desayunos personalizados puede evolucionar hasta convertirse en una empresa de referencia en regalos empresarios, por ejemplo.



En fin, hay mucho más para aprender sobre el tema, pero siguiendo las líneas básicas trazadas en esta nota, tus posibilidades de concretar el sueño del negocio propio aumentarán considerablemente. El resto es empuje, investigación, apertura a lo nuevo y, claro está, un poco de suerte.

¡Éxitos en tu camino como emprendedor!