Se cumplen 100 años del nacimiento de Peter Ustinov, un actor señorial

A un día de que se cumplan 100 años de su nacimiento en Londres, la figura de Peter Ustinov, ese actor de físico voluminoso y voz profunda, con un amplio registro que utilizaba para darle potencia a sus interpretaciones, tal vez esté oscurecida para las nuevas generaciones, pero permanece presente entre quienes gozaron de su arte a través de la pantalla.
Autopercibido como “hombre renacentista”, fue además director y productor de cine, régisseur de ópera y director de teatro, escenógrafo, guionista, comediante, humorista, columnista de revistas y diarios, locutor de radio y presentador de televisión.
También fue activo en círculos intelectuales y diplomáticos; trabajó en puestos académicos como rector de la Universidad de Dundee (Escocia) 1968-1974, y fue canciller de la Universidad de Durham (Inglaterra) 1992-2004, además de desempeñarse como Embajador de Buena Voluntad para Unicef y presidente del Movimiento Federalista Mundial, que tuvo como socios a Albert Einstein, Mahatma Gandhi, Albert Camus, Winston Churchill y Jawaharlal Nehru, entre otros.
Fallecido en Genolier, Suiza -donde residía desde 1972- el 28 de marzo de 2004, Ustinov clausuró aquella estirpe de artistas e intelectuales británicos que incluyó a Noel Coward, Charles Laughton, Laurence Olivier, Michael Redgrave, Alec Guinness y Dirk Bogarde, quienes no se limitaron a sus disciplinas y se extendieron a otras funciones filosóficas e intelectuales.
Peter Alexander Freiherr von Ustinov vivía semirretirado con su tercera esposa, Hélène du Lau d`Allemans, desde fines de la década del 80.
Había nacido el 16 de abril de 1921 en Swiss Cottage, Londres, hijo del periodista ruso exiliado Iona Ustinov y la diseñadora de moda francesa Nadia Benois, que conformaban una pareja de gustos refinados y vinculaciones importantes.
De figura corpulenta desde muy joven y con rasgos faciales que le conferían una marcada ambigüedad, poseyó una gran versatilidad dramática que se notó a mediados de los años 30, al inscribirse en el London Theatre Studio, al tiempo que en soledad había comenzado su obra de dramaturgo.
La primera pieza de su autoría que vio la luz fue “Fishing for Shadows” (1940), también actuada por él, mientras debutaba como intérprete en el cine británico con “Hullo, Fame!”, de Andrew Buchanan, una película que se ha perdido.
Intervino en pequeños papeles hasta que en 1943 colaboró con Eric Ambler en el guion de “Temple de acero” (“The Way Ahead”), dirigida por Carol Reed y protagonizada por el eterno “dandy” David Niven más el gran comediante Stanley Holloway.
Su debut como director en la pantalla ocurrió tres años después con "School for Secrets", siempre en Inglaterra, con actuaciones de Richard Attenborough y Ralph Richardson.
La década de 1950 fue pródiga para Ustinov, pues en ella interpretó a Nerón en el superespectáculo "Quo vadis?" (1951), de Mervin LeRoy, con el que comenzó su carrera internacional, en la que trabajó a las órdenes de Max Ophuls, Michael Curtiz, Ladislao Vajda, Henri-Georges Clouzot, Stanley Kubrick y Jules Dassin.
También de 1951 data "El placer" ("Le plaisir"), de Ophuls, con quien rodó asimismo la emblemática "Lola Montes", en pareja con Martine Carol, esposa del director, una película que fue publicitada con atrevidas fotos que, luego se comprobó, no pertenecían al metraje.
Con el auge de los filmes históricos, el actor británico superó con creces la medianía de "Sinuhé, el egipcio" (1954) de Curtiz, con quien reincidió el mismo año en "No somos ángeles" ("We're Not Angels"), con Humphrey Bogart.
En 1957 participó en una producción ítalo-española: “Un ángel pasó por Brooklyn” dirigida por el polaco exiliado Ladislao Vajda, que explotaba el éxito comercial de Pablito Calvo –de ocho años-, un niño prodigio que inició una tendencia dentro del cine franquista, continuada por Joselito y luego Marisol. Tuvo mejor suerte en Francia con "Los espías" ("Les espions"), del maestro Clouzot.
En 1960 trabajó con Deborah Kerr en "Tres vidas errantes" ("The Sundowners"), de Fred Zinnemann, y ganó su primer Oscar de la Academia de Hollywood como actor secundario por "Espartaco" ("Spartacus") de Kubrick, aunque tuvo que esperar a 1964 para ganar el segundo por "Topkapi", de Dassin.
Su fama de director comenzó con "Romanoff y Julieta" ("Romanoff and Juliet"), de 1961, donde compartía cartel con la jovencita Sandra Dee, y cosechó elogios con "La fragata infernal" ("Billy Budd"), que rodó en 1962 sobre una famosa novela de Herman Melville.
No todos los títulos en que intervino fueron memorables, pero su sola presencia era garantía de asistir a un trabajo placentero: en 1956 fue dirigido en Italia por el argentino Hugo Fregonese en “I girovaghi” (“Dolores, la gitana”) y en 1968 por Eric Till en "Hot Millions" ("La máquina de hacer millones"), cuyo guion compartió.
También se lo vio, siempre en el personaje de Hércules Poirot, el detective creado por Agatha Christie, en "Muerte en el Nilo" ("Death on the Nile"), de John Guillermin (1978); "El demonio bajo el sol" ("Evil under the Sun") de Guy Hamilton (1981) y "Cita con la muerte" ("Appointment with Death"), de Michael Winner (1988). (Télam)