Miguel Lopez, entre el recitador, el tango y el rock

De la mano de "Mi Lagrima N° 100", un disco de siete canciones que en 24 minutos destila rock, nostalgia, tango y sangre por igual, con una voz de cuchillo y una guitarra eterea y ruda a la vez, el mendocino Miguel Lopez concreta su cuarto y mas

D-Interés 12 de abril de 2021 Agencia Télam
De la mano de "Mi Lágrima N° 100", un disco de siete canciones que en 24 minutos destila rock, nostalgia, tango y sangre por igual, con una voz de cuchillo y una guitarra etérea y ruda a la vez, el mendocino Miguel López concreta su cuarto y más acabado repertorio solista.
"El disco en sí no estuvo previamente preparado, las canciones pertenecen a diferentes momentos, algunas las venía tocando desde hace mucho y otras recién aparecían", repasó López en una entrevista con Télam.
El autor y bandoneonista que fue un joven miembro del legendario Cuarteto Cedrón además atribuyó la hechura de "Mi Lágrima N° 100" a que "a fines del 2019 Mikio Higa, amigo y guitarrista, me cuenta que se va a Japón a trabajar, así el desorden se aparece como si no fuera solo mío y a los ponchazos hubo que ponerse a grabar lo que hacía casi dos años veníamos tocando".
En ese proceso el artista rememoró que "habrá sido un mes de grabar todas las semanas unos ocho o nueve temas y ver con cuál toma nos quedábamos".
"Ya después solo, y no tan solo, porque el genio de Juan Ravioli puso todo a disposición para que yo grabara las baterías, nos dedicamos a cerrar el disco", acotó sobre el registro que debe su título a una pieza de Sandro reversionada para la ocasión.
Arraigado en Buenos Aires, Miguel comenzó en la música atrapado por el bandoneón que aprendió a tocar como discípulo de su co-provinciano Aníbal Appiolaza (24 septiembre de 1927-28 junio de 2008). Fue gracias a ese mismo instrumento que se sumó al Cuarteto Cedrón con 27 años, aportando frescura a composiciones clásicas del mundo tanguero.
Pera para su carrera solista, que consta de cuatro discos y un simple, se acercó y abrazó al rock, pero siempre con un aura de arrabal rodeando unas canciones que bien podrían ser interpretadas por un Mark Lanegan.
Instrospectivo, sutil, pero a la vez crudo y vociferante, "Mi Lágrima N° 100" es un álbum que acompaña lejos de cualquier pasatismo y que no puede pasarse por alto.
"Escribo todos los días como un deportista -comentó sobre su forma de trabajo-, puedo sentir cómo se fortalece la mente y se estiran los razonamientos en el gimnasio del mate. Todo lo que se mantiene en el tiempo va tomando su forma y encontrando su cauce. Se lo digo a mis alumnos con la música, solo 15 minutos todos los días... y es lo que hice conmigo, con la escritura".
Télam: Hay mucho de tango en tu forma de cantar y componer. ¿Cuánto hay de eso en la sangre y cuánto de tu participación con el grupo del Tata Cedrón?
Miguel López: Tuvimos un accidente en la ruta con el Cuarteto y en momentos difíciles el Tata me habló de un "pacto de sangre" y pienso en los rituales, ceremonias y sacrificios, cantos y oraciones. En la sangre debe haber de todo... ¿y el canto será su representación?... no lo sé.
T: ¿Cómo viene la presentación del disco, en medio de esta pandemia, con encierros y aperturas parciales y dificultosas?
ML: Hace rato no estoy tocando, pero no descarto la posibilidad de presentarlo dentro de poco o durante el año.
T: ¿La situación te dio para componer o escribir de otra manera o no te afectó en ese sentido?
ML: Si, empecé con un disco instrumental que ya está subido a plataformas, un lindo laburo a partir de unas batas grabadas en cinta que no sirvieron para el último disco y las reciclé para este. Y después seguí con una serie de videos que titule "Hermético-Magnético". Tienen una estética visual, cosa que no había hecho antes y la manera de grabarlos también es nueva para mí, doblando voces, sobregrabando varias violas o bandoneones. Me gustó mucho hacerlo y me mantuvo ilusionado durante el invierno pasado.
T: ¿Qué cosas del bandoneón aplicás en la guitarra y viceversa?
ML: Lo críptico del bandoneón lo aplico a la guitarra eléctrica, la popularidad de la guitarra eléctrica la aplico al bandoneón, Lo erudito del bandoneón lo aplico a la guitarra eléctrica, lo bárbaro de la guitarra eléctrica lo aplico al bandoneón, La melancolía del bandoneón la aplico a la guitarra eléctrica, el alboroto de la guitarra eléctrica lo aplico al bandoneón. Y así...
T: ¿Qué expresa mejor el bandoneón, qué la guitarra y qué la voz?
ML: Todo tiene su sonoridad. Yo encontré en estos dos instrumentos una comodidad, un bienestar y los cultivo a los dos por igual. Y mi voz es mi voz, que va'cer, no hay otra (risas). (Télam)
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