El realizador Miguel Zeballos logra un extraño filme de registro documental en "Un continente incendiándose", donde cruza la crudeza de las labores de campo de una mujer que vive sola en una chacra al borde de la Cordillera de los Andes, con el discurso poético y ensayístico en torno del vacío y la muerte.
El filme, que se estrena este jueves en el cine Gaumont, fue rodado a lo largo de tres viajes que el realizador y el equipo de filmación realizaron al pueblo de Las Ovejas, al norte de Neuquén en el límite con Chile, a lo largo de 2015 y está basado en una investigación previa sobre un grupo de mujeres de la zona que cantan en velorios y festividades populares y son campesinas.
“Las Ovejas es un pueblo bastante aislado que conocí porque es donde vive mi mamá. Ahí comencé a realizar un registro del mundo de las mujeres cantoras aunque finalmente opté por un solo personaje, derivando un proyecto en principio más antropológico a uno más personal e íntimo donde decidí también reflexionar sobre el vacío, la muerte y la memoria, que son temas que me interesan”, cuenta Zeballos en diálogo con Télam.
El filme se construye en distintos planos y apuesta a las atmósferas que surgen tanto desde el modo de encuadrar el mundo de Mercedes Muñoz (la cantora campesina protagonista), como el trabajo sobre el sonido, la luz y un texto de carácter filosófico poético que parece entrar en cierto litigio con la crudeza del registro de una vida solitaria y las labores de supervivencia que exige un terreno al borde de la Cordillera.
“Me interesaba esa fricción entre mis reflexiones y la vida de Mercedes, no es algo que resulte cercano entre sí pero es algo muy íntimo, me interesaba ese diálogo y cómo exponerme de esa manera en algo totalmente ajeno y alejado, un juego entre el personaje del documental y el realizador que me pareció interesante”, destaca Zeballos.
En la construcción del filme en la mesa de montaje, Zeballos decidió aislar a la protagonista de toda compañía “para tratar de armar la ficción de ese vacío del que habla la película”.
“El trabajo fue asilarla, aunque ella vive sola y lleva adelante todo sola, tuvimos que eliminar casi el 50 por ciento de lo que filmamos porque estaban los hijos o los nietos o campesinos que la acompañan ocasionalmente; en ese punto la película no es un registro fiel de su vida sino que tiene que ver con lo que surgió al construirla”. (Télam)