Con buenos filmes cerraron las competencias del Festival de Mar del Plata y se esperan los premios

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D-Interés 11 de noviembre de 2022 Agencia Télam
(Por Hugo Sánchez y Pedro Fernández Mouján, enviados especiales).- Con dos muy interesantes películas, una de origen chileno y otra estadounidense, cerraron hoy las competencias oficiales de la 37ma edición del Festival Internacional de Cine de Mar del Plata, que mañana entregará sus premios en una gala en el Teatro Auditorium de esta ciudad.
La vuelta plena a la presencialidad en Mar del Plata, luego de un año cancelado por la pandemia y otro en formato híbrido, renovó la calidad del único festival Clase A de la región, atributo que comparte con certámenes como Cannes, San Sebastián, Berlín, Venecia y Karlovy Vary, entre otros pocos en el mundo.
El riesgo, las indagaciones personales y las nuevas formas del cine contemporáneo estuvieron presentes en una programación con perlas muy llamativas y pequeñas delicias y que tuvo un nivel interesante para un cine corrido de los repetitivos moldes de la maquinaria comercial que inunda salas y plataformas, recayendo, sabiamente, en registros de autor con firma propia.
Muestra de un cine personal sostenido en el tiempo y de magnífica arquitectura, así como de una frescura avasallante que logra aunar el paisaje, el diario de un ingeniero belga que construyó a fines del siglo 19 un ferrocarril para conectar la Araucanía al mapa cultural y político de Chile y algo de las convulsiones que ese país arrastra en esa región desde aquella época hasta la actualidad fue "Notas para una película", del chileno Ignacio Agüero, que hoy cerró la Competencia Latinoamericana de esta edición de Mar del Plata.
Filmada en blanco y negro, contemplando todas las posibilidades libertarias que otorga un cine de bajo presupuesto, con inteligencia narrativa impactante y gran belleza visual, Agüero entrega una película que se piensa y se encuentra a sí misma en la medida en que se hace y se ve.
La película está construida a partir de los diarios de Gustave Verinory titulados "Diez años en Araucanía", que abarcan de 1889 a 1899, y Agüero logra, sin abandonar nunca esta bella e ilustrativa referencia, respirar aires nuevos y actuales, que no desmerecen sino que amplían el punto de partida, en una película de rotunda modernidad y libertad creativa.
En la Competencia Internacional, la encargada de cerrar la selección que tuvo filmes de Brasil, Bolivia, Portugal, Canadá, Suiza y Argentina, fue "How to Blow Up a Pipeline", del estadounidense Daniel Goldhaber
"Todos hemos visto manifestaciones contra el cambio climático y este filme plantea las preguntas sobre cuáles son las tácticas para luchar contra este problema", dijo Goldhaber sobre su segunda película luego de "Calm", desde el escenario del Teatro Auditórium, poca antes de la proyección a las 9 de la mañana de hoy
El realizador agregó que su ambición fue que el filme "fuera interesante y entretenido", un deseo que sin duda se cumplió, luego de sostener la tensión durante poco más de una hora y media con un relato en la senda del thriller político militante.
Con un oleoducto como objetivo de un heterogéneo grupo de personajes que llegan al activismo ambiental por diferentes razones, la película tiene un muy buen pulso para dar su visión de los desastres que está provocando la humanidad en un planeta exhausto, pero elude discursos y escenas aleccionadoras y se concentra en la toma de posición y el accionar aquí y ahora antes de que sea demasiado tarde.
Se trata de un filme que además de ser meticuloso sobre la tarea que se impone el grupo -la voladura en un punto de un oleoducto en el desierto de Texas-, como manera de llamar la atención sobre las consecuencias para la gente del accionar de las grandes empresas extractivas, pero que no descuida ni por un minuto el perfil de cada uno de los personajes, a los que describe de manera precisa a través de oportunos flashback que cuentan su historia.
Liderados por una joven que perdió a su madre por una ola de calor, tal vez uno de los aspectos más originales de la propuesta de Daniel Goldhaber es que los protagonistas no pertenecen a ningún grupo con un tinglado ideológico sofisticado, son personas comunes que dicen 'basta' y proceden en consecuencia, en una historia que no los juzga por sus acciones y que por lo tanto, provoca y agita una discusión urgente.
Respecto de la Competencia Argentina, el festival entregó anoche su última película con la proyección del documental "Herbaria", de Lisandro Listorti, un ejercicio de indagación bajo dos formas de preservación, una relacionada con la botánica -eje del filme- y otra del archivo cinematográfico fílmico, tema en el que el autor es un estudioso.
Listorti trabaja cada plano y cada momento del filme con la precisión, la pulcritud y el control del entorno del científico, apelando también a la poesía de la imagen del realizador cinematográfico.
De esta suerte de complementariedad surge un filme de novedosas texturas, que trata sobre las cuestiones de la preservación, también la muerte y extinción de cosas como seres vivos como la flora planetaria producto del desarrollo del capitalismo, o el archivo cinematográfico, como memoria cultural.
Mañana a las 20 será el turno de la gala de premiación de esta ya exitosa edición del festival, acompañada por un público entusiasta, con todos los ojos centrados en el ganador del Astor de Oro destinado a la Mejor Película de la Competencia Internacional, pero también en los lauros que distinguen el cine de la región, el argentino y el que se piensa desde los bordes que fue protagonista de la sección competitiva Estados Alterados. (Télam)
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