Chacovachi: El payaso callejero tiene que asaltar el alma de la gente

Los payasos Chacovachi y Maku Fanchulini, dueños de una extensa trayectoria en el arte circense y en el trabajo callejero y creadores de la escuela internacional online El Globo Torcido, que reune 200 alumnos de 25

D-Interés 04 de enero de 2022 Agencia Télam
(Por Pedro Fernández Mouján) Los payasos Chacovachi y Maku Fanchulini, dueños de una extensa trayectoria en el arte circense y en el trabajo callejero y creadores de la escuela internacional online El Globo Torcido, que reúne 200 alumnos de 25 países, harán temporada este verano en Villa Gesell y Pinamar, volviendo a la Costa Atlántica por duodécima vez.
Chacovachi ofrece su espectáculo "Cuidado: un payaso malo puede arruinar tu vida" en el Circo del Aire (calle 113 y avenida 3) de Villa Gesell todos los lunes de enero y febrero a las 21.30 y a las 23; en tanto Maku hace "Metro y medio" en Go! Festival Pinamar Norte en avenida Libertador y Humboldt los miércoles y viernes a las 21.
Pareja hace muchos años y especialistas en el arte del clown, a lo que Maku suma sorprendentes destrezas acrobáticas, los dos trabajan en plazas, circos y salas hace décadas, han recorrido el mundo con espectáculos propios y participado de destacados festivales internacionales de clown del planeta.
"Los espectáculos callejeros tienen una característica particular que los hace radicalmente distintos a un espectáculo de sala, porque trabajan con gente que no espera ver un espectáculo en ese momento y que es un poco tomada por la situación", destaca Chacovachi en una primera inmersión al mundo del arte de los payasos callejeros, del que es uno de los principales referentes, con un trabajo de décadas y una profesionalización que convirtió el oficio en un medio de vida.
"Para nosotros, la oferta cultural que consume el pueblo está en las plazas, en las peatonales; cuántas veces la gente va a un teatro, cuántos tienen la costumbre de ir a un teatro, en cambio en las plazas tienen a sus artistas a los que quieren y a los que año a año ven crecer y esperan; en Argentina hay toda una cultura de espectáculos de calle que es muy particular y muy potente", agrega.
Instalado en la Costa Atlántica, donde este lunes tuvo sus primeras funciones en el Circo del Aire, con Maku como invitada, Chacovachi dialogó telefónicamente con Télam sobre el arte del payaso, el trabajo callejero y el circo.
En relación con la pandemia y el obligado aislamiento que hubo que cumplir, Chacovachi señala que "fue difícil para todos los artistas y particularmente para los callejeros" pero agrega como nota propia que "todos los artistas estamos muy acostumbrados a vivir en la incertidumbre, ya sea económica, artística, laboral, y eso también nos dio una ventaja para enfrentar la situación".
"Cuando volvimos a trabajar era gracioso porque la gente estaba con barbijo y era muy difícil descubrir si había o no había conexión del otro lado con lo que uno iba proponiendo y tuvimos que ir leyendo en los ojos", asegura.
"A Maku y a mí la pandemia nos regaló El Globo Torcido, que es nuestra escuela internacional de payasos online, que fue una experiencia maravillosa. Nosotros dábamos talleres pero nunca pensamos que pudiéramos tener una relación tan fluida y poder de alguna manera dirigir y guiar a tantos payasos. Tenemos 200 alumnos de 25 países a quienes guiamos en sus mundos callejeros, en sus etapas para transformarse en artistas callejeros, en el Street Clown Show Bussines, el negocio del show del payaso de calle, que es lo que enseñamos en la escuela".
Sobre el trabajo en la calle y la lógica y la dinámica que imponen, Chacovachi -que arrancó hace 35 años y trabajó en Plaza Francia a la gorra durante 16- reafirma el carácter disruptivo de la intervención callejera. "Es casi una obligación -señala-, nosotros tenemos que asaltar el alma de la gente", afirma, redondeando una metáfora de potentes alcances.
"Es disruptivo, además -agrega-, porque rompe con lo que está pasando, tiene que romper un espacio que era de una manera para transformarlo en otro en base a la sorpresa, que es la base del humor, si no hay sorpresa no hay humor."
"La mayoría de la gente -continúa- no sabe que nos va a ver y la otra parte que nos viene a ver sabiendo que vamos a estar no saber qué va a pasar. Los espectáculos callejeros nunca son iguales, no hay forma de que sean iguales".
"Cuidado: un payaso malo puede arruinar tu vida" que Chacovachi presenta en Gesell todos los lunes en temporada con dos funciones por noche, es el nombre genérico de un espectáculo que ya lleva 15 años pero que va cambiando permanentemente.
"Es un espectáculo -detalla su autor e intérprete- que provoca y genera muchas sensaciones en el público, algunas que te quedan en la memoria; tiene muchísimas risas, mi desafío es hacer reír 200 veces a cada persona del público, con lo que si multiplicamos 200 por 200 personas promedio son 40.000 risas".
"Nosotros somos payasos que venimos del circo, del vodevil, hacemos números, y para nosotros los números son como el repertorio que tienen los músicos. Tenemos números que tienen 15 años y otros que tienen dos años; vamos teniendo un repertorio que se va adecuando a las necesidades, esa es nuestra forma, y los números cambian en la medida en que cambiamos nosotros, mantienen una estructura pero se van modificando", destaca Chacovachi sobre el espectáculo que presenta en Villa Gesell y la lógica a la que responde.
"Un buen número -sentencia el autor del libro "Manual y guía del payaso callejero"- te hace recorrer el mundo, vivir de ese número y terminar en Las Vegas; conozco casos y podría contarte historias. Si tenés cinco números podés laburar toda la vida y si tenés 15 te podés adaptar a cualquier espacio y situación. Como decía Javier Villafañe: no hay que cambiar de números sino cambiar de públicos, por eso viajamos tanto", sentencia.
En cuanto a "Metro y medio", la propuesta de Maku que en 2019 ganó el premio al mejor espectáculo en el festival "Mujeres con Narices" de Las Palmas de Gran Canarias, España, Chacovachi cuenta que se estrenó hace seis años.
"Ella no habla, el canal de comunicación durante el espectáculo es la acción, los gestos, es muy refinado y tiene, a la vez, una energía increíble, es sorprendente".
"El acto más trascendente que tiene el payaso de calle -finaliza- es el ruedo, la creación del ruedo, algo mágico, algo que no existía y de repente existe, organizado con la mirada del público ordenada; algo que sucede, termina y desaparece, una creación de 40 minutos donde 300 o 400 personas que nunca coincidirían, porque pertenecen a distintos sectores sociales, culturales, económicos, se ríen juntas; ese es el mayor acto creativo que tiene un artista de calle, lo de adentro es otra cosa". (Télam)
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