A sus 13 años, Mahiro Takano, cinturón negro de karate, se sube por las paredes. Será demasiado joven para participar en las primeras pruebas olímpicas, el año próximo en Tokio, de este arte marcial nacido en Japón, una ocasión que tal vez no se repita nunca. "Estoy verdaderamente frustrada por no poder participar en los próximos Juegos", confía, con la frente llena de sudor tras un intenso entrenamiento con un hombre que tiene dos veces su talla. "Es triste que los Juegos vengan a Tokio y no pueda estar debido a mi edad", lamenta Mahiro. Su sueño de una medalla olímpica, que alimenta "desde que era pequeña", ¿podrá un día concretarse? El karate forma parte de los cinco deportes adicionales (junto al béisbol, la escalada, el skateboard y el surf) seleccionados para los Juegos Olímpicos de 2020, pero no estará en París en 2024. Una decepción para la joven, convertida en embajadora en Japón de esta disciplina, cuyas raíces se remontan al siglo XV en el archipiélago de Okinawa, situado en el extremo sur del país. Takako Kikuchi, que entrena a Mahiro desde sus primeros pases en los tatamis, muestra su incomprensión
"Acabábamos de tener el karate en los Juegos de Tokio y estábamos convencidos de que estaría también en los de París en 2024, por lo que la decisión de retirarlo nos ha dejado sorprendidos ", confiesa, esperando que un día, este deporte "que forja el carácter" hará su regreso al Olimpo
- Seis veces campeona - ======================= La entrenadora no esconde los elogios, describiendo a la joven como "una guerrera", "humilde y ávida de aprender", que le sorprendió desde el principio
"No parecía una niña de cuatro años" cuando comenzó en el karate, siguiendo los pasos de su hermano mayor, cuenta Takako Kikuchi. "Tiene una concentración fuera de lo común y una resistencia al esfuerzo que no tiene nada que envidiar a los adultos". Mirada de acero, gestos ultraprecisos, gritos que hielan la sangre: Mahiro muestra ya un bonito palmarés, con seis títulos nacionales ganados sucesivamente en sus categorías de edad. La joven karateka prefiere la forma estilizada del "kata", encadenamiento de técnicas practicadas en solitario, simulando un combate real, al "kumite", que enfrenta a dos rivales, pero no duda en medirse a colosos con sus 1,47 metros
"Poco me importa la talla de mis adversarios. Doy todo lo que tengo", sonríe. El karate, que significa "manos vacías" o "manos desnudas" en japonés, "me ha hecho más fuerte y me ha enseñado buenas reglas". Lejos del dojo, Mahiro lleva una vida de escolar clásica, entre sus amigas y la K-Pop (música pop coreana)
"Pero me gusta más el karate, por tanto continuaré entrenándome duro para acceder un día a los Juegos Olímpicos", promete. Mientras tanto, dentro de un año, seguirá con ganas la actuación de sus mayores. "Voy a seguir atentamente los Juegos de Tokio para aprender de los mejores y estar lista para cuando llegue mi hora". AFP/NA (Noticias Argentinas)