En "La valija de Frankenstein", el escritor y psicoanalista Luis Gusmán da forma a un mapa de lecturas azarosas que van y vienen siguiendo la biografía cruzada entre la novela "Frankenstein o el moderno Prometeo" y su autora, Mary Shelley, las cuales no responden al "corpus articulado" de la academia, como él mismo dice, sino a la experiencia fortuita del lector.
"La valija de Frankenstein" es un ensayo literario fresco compuesto por un conjunto de lecturas que se entretejen por referencias históricas, de género, de época o de familiaridad y construyen una suerte de "cadáver exquisito", parafraseando a la famosa criatura monstruosa, con trozos de Walter Benjamin, Jorge Luis Borges y Orhan Pamuk, entre muchos otros.
"Es un libro desarticulado, o mejor dicho un libro articulado como está articulada la criatura, un poco de manera bizarra, casi cruje, un poco monstruosa en sus movimientos, no tiene semejante, Creo que la valija tampoco. Por otro lado, pone en juego un tema muy actual: la autoría", define a Télam Luis Gusmán, novelista, cuentista y ensayista.
Se refiere a la historia de esa obra, cuya primera versión es anónima: "La primera crítica elogiosa la hace Walter Scott y dice que el autor es un hombre. Percy Shelley, el gran poeta, marido de Mary, lleva el libro a una editorial y dice que es de un amigo y que él se va encargar de corregirlo, entonces lo publican. Por otro lado, la madre de Mary fue quizás la primera feminista de Inglaterra y Mary cuando escribe el libro está embarazada".
En palabras del escritor y psicoanalista argentino, "es como si la biografía, en esta ocasión, armara el mito de la valija de Frankenstein. La historia de la literatura en su canon aparece muy articulada, pero cada tanto bajo el tópico del rescate saca cadáveres de autores".
Más cerca de lo caótico, en tanto azaroso, que de la linealidad, este ensayo publicado por Edhasa con poderosas ilustraciones de Daniel Santoro "se fue articulando en lo desarticulado. Como una maleta armada de improviso, un poco desordenada, siempre faltaba algo porque algo se agregaba; en el viaje se agregan una y se pierden otras. ¿Acaso no es eso la literatura?", se pregunta. (Télam)