El colectivo artístico Mondongo, que integran Juliana Laffitte y Manuel Mendanha, reconocidos por sus obras realizadas con materiales poco convencionales, repasan 20 años de trayectoria en el libro "Mondongo está en el detalle", del curador, arquitecto y escritor mexicano Héctor Olea, mientras preparan una obra performática que se desplegará en octubre en la sala experimental del Teatro Colón.
A lo largo de 200 páginas, el volumen enhebra una serie de fotografías tan bellas como impactantes, que dan cuenta de la manufactura artesanal y parsimoniosa en cada creación del grupo, entremezclada con textos ensayísticos de Olea y la palabra de los propios artistas a través de entrevistas que mantuvieron con el autor en sus visitas al país.
El grupo que nació en 1999 mientras estudiaban bellas artes cobró fama internacional por sus obras de impecable destreza manual: el retrato del Che Guevara realizado con balas, la serie de imágenes porno hecha con galletitas dulces, Lucien Freud con fiambres ahumados y quesos, la cara de Maradona con cadenitas de oro o el retrato de los reyes de España con espejitos de colores.
En los últimos años, hilos y plastilinas se convirtieron en su materia prima esencial para "pintar" y "moldear", como las ilustraciones de Caperucita Roja de Perrault, en plastilina, o los retratos de personajes como David Cronenberg o Enrique Fogwill con hilos de colores, la serie de Calaveras de dos metros de alto o aquel intenso paisaje de 45 metros de largo, como nenúfares, llamado "Argentina".
Olea, quien es editor a cargo del departamento de publicaciones y traducciones del Museo de Bellas Artes de Houston-Centro Internacional para las Artes del Continente, compara en este libro el trabajo de Mondongo con "una manufactura medieval".
"Tenemos una manera de trabajar que va a contracorriente de lo que es la vida hoy en día, que es un acelere permanente. A medida que pasan los años estamos cada vez más en un proceso de trabajo lento, siempre desde un lugar de mucha artesanía en la pintura, y poniendo en cada micro espacio muchísima energía, entonces quizás si es una manufactura medieval", dice Juliana Laffitte en una entrevista con Télam.
"Nuestra manera de expresarnos es a través de las imágenes; y las imágenes las convocamos primero desde un lugar de pensamiento y después de mucho trabajo físico, como la serie de Calaveras", agregó la artista.
Con esa mezcla de artesanía, impacto visual y manufactura medieval es que los artistas realizaron el "Políptico de Buenos Aires", una pieza hecha con plastilina, cera, hilos con lurex, hilos de algodón y brea, que una vez abierta ocupa más de cuatro metros por tres.
La obra alberga la imagen de la Villa 31 y fue donada por un coleccionista privado justamente al Museo de Bellas Artes de Houston, donde se espera que se exhiba en un futuro inmediato.
Mientras tanto, el taller de la calle Gurruchaga, en el barrio de Palermo, va dando forma a los "cuadros vivos" que el grupo presentará en octubre en la Sala Experimental del Teatro Colón.
"Vamos a hacer una especie de mezcla entre cuadros vivientes y cuadros pintados a nuestra manera tradicional", dice Laffitte, a lo que Mendanha agrega: "Todo surgió a raíz de la idea de vivir dentro de las pinturas".
El espectáculo, titulado "Vacilación", traza una línea de tiempo y en ella se narran los grandes hitos de una vida, la maternidad, la muerte, el amor, el juego, la grieta, los conflictos, los besos, el poder, los hilos, la mirada, lo visible y lo invisible, la infancia, la orfandad, lo que brilla en la oscuridad, la música y el baile, invitan desde el teatro. (Télam)