En la zona difusa entre la vigilia y el sueño de una noche de 1965, el guitarrista y cantante Keith Richards bosquejó la estructura básica del que se convertiría en uno de los mayores hits de The Rolling Stones, "Satisfaction", un tema que además de su audaz poética produjo una renovación estilística a partir de un singular tratamiento del timbre de la guitarra eléctrica.
Digna de la épica que rodea a la banda británica, el propio Richards suele evocar el surgimiento de "Satisfaction" como fruto de un hallazgo accidental que realizó cuando una mañana notó que la cinta del grabador que dejaba siempre rebobinada antes de dormirse estaba por el contrario en el final de su recorrido.
"Al escucharla para intentar entender lo ocurrido, se encontró con que a la noche se había despertado y grabado, acompañado de su guitarra acústica, la estructura básica de una canción. A continuación, había unos 40 minutos de lo que él describió como 'ronquidos'. Seguramente se había levantado casi sonámbulo, había encendido el grabador para registrar sus acordes de guitarra y luego volvió a dormirse sin apagar el aparato", señala el físico Ernesto Blanco en su libro "Los Rolling Stones y la ciencia".
El científico y divulgador se dedica a diseccionar los aportes de la canción desde una perspectiva que elude la crítica musical para centrarse en lo que considera el gran logro compositivo de "Satisfaction": el timbre logrado a partir de una forma de distorsión del sonido de la guitarra eléctrica que se conoce como "fuzzbox".
Para alcanzar este sonido tan novedoso para la época, Richards utilizó el pedal de distorsión presentado por la célebre firma Gibson. "'Satisfaction' fue la primera canción en llegar al puesto número uno de los rankings utilizando el pedal Gibson Maestro Fuzz- Tone, y su éxito hizo que se vendieran todas las unidades disponibles al final del año 1965", cuenta Blanco a Télam.
La canción significó también una innovación por el contenido de su letra -que plantea los alcances del consumismo y los efectos de la publicidad- pero el logro mayor fue la incorporación de este pedal que amplifica el sonido de la guitarra y distorsiona el timbre de una manera que al ser ejecutados ciertos acordes se obtiene un sonido similar al de los instrumentos de viento.
- Télam: En el capítulo dedicado a "Satisfaction" hablás de que una de las mayores innovaciones del tema radica en el timbre ¿En qué medida Richards tuvo conciencia del componente disruptivo que iba a tener la utilización del pedal distorsionador?
- Ernesto Blanco: Ya en su biografía, Richards se refiere a su sorpresa por haber visto transformarse en un éxito algo que tenía más que ver con una búsqueda personal. Ese tipo de distorsión en la guitarra fue algo muy novedoso para la época. Más allá de que no imaginó la repercusión que tendría, él era consciente de que estaba haciendo algo novedoso. Lo percibió desde su intuición musical. Lo que hago en el libro es explicar desde la Física por qué ese sonido distorsionado tiene alguna conexión con los instrumentos de viento por la manera en que se ven favorecidos los armónicos impares.
Es difícil predecir desde la ciencia cuándo una combinación de sonidos o de colores va a generar alguna clase de innovación o impacto. Los ingenieros de sonido le dan cada vez más un apuntalamiento científico a la música. Sin embargo, como la finalidad del arte es también estética, en un momento lo científico deja de tener tanta gravitación.
- T: Richards aplicó en "Satisfaction" un recurso nuevo sin saber a priori qué tipo de recepción iba a generar ¿Anticiparse a los tiempos no siempre da tan buenos resultados, no?
- E.B: Sí, ahí es donde entra en juego la subjetividad de la mirada estética. Bob Dylan, por ejemplo, iba al principio a los recitales de música folk con su guitarra eléctrica y la gente lo abucheaba. Hoy en día es impensado que una banda de rock no tenga distorsión en su guitarra.
(Télam)