Santiago Craig, quien obtuvo recientemente una mención del Premio Nacional de Letras por su libro "Las tormentas" (además finalista del Concurso Hispanoamericano de Cuentos Gabriel García Márquez y mención de honor del Premio Iberoamericano Cortes de Cádiz), consideró que "los concursos y los premios ayudan a terminar los libros porque marcan un horizonte más allá de la publicación".

-Télam: ¿Qué importancia tienen los premios y reconocimientos en la escena literaria actual?

-Santiago Craig: La primera sensación que tengo con los premios es que alguien me leyó y le gustó, siempre tuve esa sensación de asombro. Me pasó en el Cambaceres con Juan Forn, un tipo a quien yo leía. O Consiglilo, de quien después me terminé haciendo amigo. No soy de ir a lecturas. Se que hay un circuito en el que uno puede mostrar su obra. Soy bastante tímido, fui a alguna lectura pero me da vergüenza, no me gusta.

-T: El último reconocimiento fue en los Premios Nacionales donde un reconocido escritor como Marcelo Cohen obtuvo el segundo premio de la categoría Cuento. ¿Los concursos sirven también para tender puentes entre escritores?

-S.C: Si. Cuando era chico iba al mismo bar que él y un día se olvidó la billetera. La encontré y la llevé a una librería a la que sabía que iba y me dejó un libro con una traducción suya. En ese momento era el pibe que le devolvió la billetera y ahora nos saludamos y compartimos editorial. Los concursos y los premios te ayudan a terminar, a ponerte una fecha de entrega; además tienen plata y los escritores no tenemos muchas otras formas de ganar plata. Doy un taller y les recomiendo que se anoten en los concursos porque está buenísimo ganar y que te mencionen, pero el deadline te genera un horizonte que si sólo es el de la publicación queda muy lejos.

-T: ¿Cómo influye su trabajo de tallerista a la ahora de escribir?

-S.C: Es un rato que le dedicamos exclusivamente a escribir y leer. No hay un paso directo de lo que traen al taller a mi escritura pero me obliga a releer, a pensar. Me reconforta porque la escritura es una actividad muy solitaria y en el taller nos vemos un día a la semana, después cada uno está solo con su computadora o con sus libretas. (Télam)