Margo Glantz: Trabajo el detalle porque constituye el lugar de una experiencia

La escritora, ensayista, critica literaria y academica mexicana Margo Glantz plasma en "El texto encuentra un cuerpo" una cartografia de protagonistas de la literatura inglesa, francesa y norteamericana a traves de su perspectiva como lectora lucida

D-Interés 19 de enero de 2020 Agencia Télam
La escritora, ensayista, crítica literaria y académica mexicana Margo Glantz plasma en "El texto encuentra un cuerpo" una cartografía de protagonistas de la literatura inglesa, francesa y norteamericana a través de su perspectiva como lectora lúcida y atenta a los desafíos, mandatos y estereotipos que fueron encarnando y enfrentando las mujeres.
Se trata de un nuevo libro de la colección "Lectores" del sello Ampersand en el que Glantz (México, 1930) se detiene en advertir que su mirada es fragmentaria y femenina, se quiebra en el fragmento y lo privilegia.
La autora de libros como "Las genealogías", "Zona de derrumbre" y "La lengua en la mano" se definió, en diálogo con Télam, como una "lectora voraz" y señaló: "Las heroínas de las novelas que trabajo no llegan a salir de la casa como la Nora de Ibsen, con excepción quizá de Charlotte Gillman que decidió no acatar las normas vigentes en su tiempo de la domesticidad: no aceptar los llamados deberes de la maternidad".
-Télam: En las primeras páginas decís que "varios siglos de literatura se consagran a la mujer, pero era el hombre quien decidía sobre su psicología, quien la narraba y corregía la mirada con la que se podía contemplar el propio cuerpo". ¿Cómo ves esa situación hoy?
-Margo Glantz.: Es evidente que está cambiando, basta ver la proliferación de escritura femenina en nuestros países, su difusión y su buen recibimiento. Esperamos que no sea "llamarada de petate" como se dice en México.
-T: Sobre Jane Austen, una de las grandes protagonistas del libro, asegurás que les concedió a las mujeres inteligencia y sentido común, capacidad crítica, discernimiento... ¿Por qué?
-M.G.: Es una de las muchas escritoras que he visitado en este libro que, en general, habla de escritores europeos; entre ellos frecuento a varias escritoras de lengua inglesa como las Brontë, George Eliot, Virgina Woolf, Jean Rhys, Edith Wharton, Charlotte Perkins Gilliam. Como lo escribo en el texto, Austen es muy consciente de que la moda romántica que propagó la aparición de la novela llamada gótica, a finales de los siglos XVIII y principios del XIX, propiciaba una visión conformista e irreal del mundo, y a pesar de que sus heroínas pertenecen sobre todo a la pequeña nobleza rural y se refieren solamente a la Inglaterra de su tiempo (y no parece interesarle nada más), su mirada sigue siendo un punto de referencia. Alcanza con revisar las múltiples versiones cinematográficas que se hacen de sus novelas y la forma en que son acogidas, por lo menos en el mundo occidental, para comprobar que, a pesar de los finales felices de sus novelas (el matrimonio de la protagonista casi siempre con alguien de una clase más acaudalada), su inteligencia narrativa sobrepasa esa aparente frivolidad.
-T: A medida que avanza la lectura del libro, las casas y la domesticidad de las heroínas se convierten en protagonistas centrales. ¿Cómo pensás ese eje?
-M.G.: Las mujeres estuvieron siempre ancladas a la domesticidad, imposible no advertirlo y eso se subraya en los textos que menciono. Las heroínas de las novelas que trabajo no llegan a salir de la casa como la Nora de Ibsen, con excepción quizá de Charlotte Gillman que decidió no acatar las normas vigentes en su tiempo de la domesticidad: no aceptar los llamados deberes de la maternidad.
-T: Hay obras que no pudiste volver a leer como "Crimen y castigo" y "Madame Bovary"...
-M.G.: Está relacionado con experiencias de adolescencia, una incapacidad de soportar los finales infelices, tanto en el cine como en la literatura. Casi al mismo tiempo que leí "Crimen y castigo", a eso de los 14 o 15 años, leí "El idiota" y "Los hermanos Karamazof" que tienen finales muchos más infelices quizá y los sigo leyendo. Hay algo en los finales de esos libros que me impiden volverlos a leer, aún ahora, pero es un texto que se pretende irónico. Quizá en el tercer libro que menciono, "Palmeras salvajes" de Faulkner, tampoco he podido volver a leer hasta el final (por cierto, lo leí en la traducción de Borges), creo que lo que me inquieta es el tema de aborto clandestino, tema que aún sigue vigente actualmente por desgracia y de manera inexplicable.
-T: ¿Por qué te parece que Frida Kahlo es la figura más mitologizada que determina "la esencia de lo mexicano"?
-M.G.: Un texto fragmentario permite salidas de madre y rupturas. El texto de Frida Kahlo es una de esas rupturas, además, una reflexión sobre otro mito de la mujer mártir, ella pasa a la historia menos por su pintura que por su vida de sufrimientos. A mi modo de ver es tan mártir como las monjas o las santas, condición que parecería atraer aún mucho ¿a las mujeres?
-T: Decís que este libro puede leerse de manera lineal o por capítulos, de manera fragmentada, que aquí están algunas de tus obsesiones, los fragmentos del cuerpo. ¿Qué lugar dirías que tiene lo fragmentario en tu universo literario?
-M.G.: Es mi manera de expresarme, fundamentalmente a partir del fragmento, que, como dice Pascal Quignard, es a la vez maravilloso y complicado y hasta puede repeler esa falta de completud aparente. Sin embargo este libro sigue más o menos claramente una línea de reflexión que puede perseguirse con facilidad a lo largo de sus páginas. Existen sí, muchas miradas, aspectos que pueden ser fragmentarios, pero como lo digo en prólogo, aludiendo al crítico de arte francés Daniel Arasse, trabajo el detalle porque constituye el lugar de una experiencia, secundaria sólo en apariencia. (Télam)
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