La poesia debe de ser parte del paisaje urbano igual que un semaforo, un arbol o un bote de basura

Con más de treinta poemarios publicados, el escritor mexicano Armando Alanís Pulido, fundador hace 25 años del impresionante movimiento urbano Acción Poética, asegura que "la poesía nos transforma, nos reconforta y nos salva".
Nacido en la ciudad de Monterrey (Nuevo León) en 1969, Alanís Pulido ha publicado más de 30 libros de poesía y su obra ha sido incluido en diversas antologías. Obtuvo numerosos reconocimientos literarios y su obra ha sido traducida al francés y al portugués.
"La importancia de la poesía es total. Creo que ha servido para sobrevivir. Leer poesía hace que uno no se vuelva loco, que no se deprima, que no enferme de soledad, que no se sienta encerrado y que pueda viajar a su mundo interior, ahora que el exterior está acotado o prohibido. La poesía nos transforma, nos reconforta y nos salva".
- Télam: ¿Qué otras formas hay de compartir, hoy en día, la pasión por la poesía?
- Alanís Pulido: Debes de hacerla parte de tu cotidianidad. De ahí, todo: buscarás libros, te interesarás por autores, querrás ser poeta y escribir "los versos más felices esta noche". Se la leerás a tu amor. La poesía debe de ser parte del paisaje urbano así como un parquímetro, un semáforo, un bote de basura, un árbol en el parque. Debe de haber poesía regada por ahí, por todos lados.
- T: ¿Qué temáticas inspiran tus textos?
- AP: El tema en mi poética es el amor y la ciudad que siempre aparece, salvo en "Balacera", un libro atípico que publicó Tusquets en 2016 y que habla sobre la violencia narco. Imagínate poemas con títulos como "Cuerno de chivo", "Zetas", "Levantón", "Tiro de gracia"... Uuuf. Es una crónica poetizada de esos días para olvidar; un libro que hubiese preferido no escribir. Salvo ese, todo es amoroso en mi poesía y esos son mis caminos.
- T: ¿Qué autores te marcaron?
- AP: Sería injusto pero menciono algunos: Octavio Paz, Ramón López Velarde, Nicanor Parra, Pablo Neruda, Jorge Luis Borges, Olga Orozco, Arnulfo Vigil, Edgard Allan Poe y Charles Simic. (Télam)