La experiencia de escribir El libro de las diez mil cosas, el proyecto que participa de Documenta

Leticia Obeid y Luis Sagasti, parte del proyecto "El libro de las diez mil cosas" que se expone en la Documenta de Kassel ideado por el Claudia Fontes, Paula Fleirner y Pablo Ruiz desde "La Intermundial Holohabiente", cuentan su experiencia, y como

D-Interés 16 de junio de 2022 Agencia Télam
Leticia Obeid y Luis Sagasti, parte del proyecto "El libro de las diez mil cosas" que se expone en la Documenta de Kassel ideado por el Claudia Fontes, Paula Fleirner y Pablo Ruiz desde "La Intermundial Holohabiente", cuentan su experiencia, y como contraparte, Fontes relata la relacionalidad que se articula en uno de los eventos más importantes del arte contemporáneo desplegado en Alemania.
"La Intermundial Holobiente" comenzó en marzo de 2020, como iniciativa de Fontes, quien convocó a Freisner porque había escrito sobre su obra, y a Ruiz, que escribió un texto para "El problema del caballo", de la Bienal de Venecia, y un cuento policial del texto curatorial para el "Pájaro lento" para la Bienal de San Pablo.
"Los convoqué con una pregunta bastante lúdica: ¿cómo sería un libro escrito por una entidad no humana?. Me preguntaba si este libro no podía ser escrito desde lo paratextual. Entonces, emprendimos una etapa bastante larga de investigación conociéndonos, cada uno aportando desde sus intereses y lecturas. Paula desde la filosofía con un interés particular en la filosofía materialista y poshumana, Pablo desde un interés particular en la literatura desde la traducción como forma de creación y en mi caso desde la materialidad, desde las investigaciones que hago en arte cada vez que comienzo una pieza, desde la historia de los materiales y de los espacios con los que trabajo", relata Fontes sobre ese impulso concretado en Kassel.
"Fui invitada dentro del grupo de 14 artistas y escritores para elaborar un libro colectivo a partir de ciertos disparadores en común, que será mostrado en el marco de la Documenta, en Kassel. Fue una experiencia hermosa de colaboración, imaginación y diálogo, una mezcla entre investigación y experimento radical en cuanto a la autoría y de mucha reflexión en torno a la escritura, cómo y para quién se escribe, con imágenes, palabras, y todos los sentidos. Fue además un proceso de trabajo compartido con intensidad a pesar de la distancia física entre cada uno de los participantes", refiere Leticia Obeid a Télam.
En tanto el escritor Luis Sagasti, por su parte, cuenta que "fue una experiencia muy lúdica, muy desafiante porque se trataba de ser parte de un grupo en donde no había jerarquías y campeaba cierta irreverencia".
"Mi participación consistía en escribir pequeñas notas o pie de página, alguna glosa, epígrafes, de modo que cada uno sentíamos que estábamos formando una suerte de rompecabezas, si se quiere como un cadáver exquisito razonado por alguien que no es un humano o por una entidad mayor que la suma de las partes que lo componen, de modo tal que el libro resultante es precisamente el fruto de un gran juego que ha tenido una consistencia interna muy fuerte, un espesor ontológico muy interesante, pese a que cada uno contribuyó con sus pequeños ladrillos para terminar configurando un gran edificio, a mi entender", explica.
Por otra parte, la variedad de proyectos y grupos de esta Documenta compuesta por colectivos de artistas dibuja intereses comunes, reciprocidades o puntos de contacto y la interacción entre los colectivos, en una Documenta que es "enorme", como describe la artista Claudia Fontes. Por el momento, los intercambios ante intereses comunes son con dos grupos, con la caribeña Alice Yard, de Trinidad y Tobago, y con el equipo Davra, creado por la artista Saodat Ismailova, de Uzbekistán, quienes comparten intereses o un marco que "podemos llamar posthumano", explica.
En el caso de Ismailova, investigan "en torno a la figura del Chilltan -seres que adoptan formas de mujeres jóvenes o ancianas, animales, partes animadas o inanimadas de la naturaleza e incluso fenómenos naturales como el viento o las nubes-, "una entidad no-humana que se entiende de distinta manera en los países de Asia central".
Algo que se complementa con las miradas y posibilidades que abren desde el colectivo argentino con la propuesta del libro que se expande al espacio público y la naturaleza en busca de diálogos recíprocos posibles de subsistencia. ¿Cómo entender al otro, lo otro, lo humano y lo que no lo es, desde lo humano? La respuesta puede estar en esa materialidad y sensorialidad, en el sentir otros flujos y vínculos, y por sobre todo, en imaginar, experimentar. (Télam)
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