Golombek: Lo mas fascinante que puede haber en la ciencia es cumplir con el Oraculo de Delfos

A medida que el campo de la neurociencia se expande, crecen las preguntas y zonas de interes: detras de las ideas y la creatividad, hubo alguien que quiso entender por que, hizo experimentos y busco respuestas, ese trazado de estudios y andanzas son

D-Interés 21 de noviembre de 2022 Agencia Télam
A medida que el campo de la neurociencia se expande, crecen las preguntas y zonas de interés: detrás de las ideas y la creatividad, hubo alguien que quiso entender por qué, hizo experimentos y buscó respuestas, ese trazado de estudios y andanzas son los que Diego Golombek reúne en su libro "La ciencia de las (buenas) ideas" para poner sobre la mesa el aval científico sobre el tema y disociar la idea de creatividad de su relación con lo comercial, el éxito o con una cualidad de pocos.
Hace más de diez años que este científico y divulgador, autor de muchos libros como "Las neuronas de Dios, venía dando forma a este volumen, cuya génesis ubica una década atrás. En libros, clases, en tele, radio, en una conferencia o en un evento, Golombek apuesta por contar "la ciencia de la vida cotidiana, lo que le pasa a la gente todos los días". Así pasó por la cocina, el sexo, la religión o el cerebro, siempre.
En lo particular cuenta que le interesaba insertar un contexto histórico y científico, de ejemplos y evidencias, de interrogantes y aprendizajes, en el marco del auge del "mundo neuro".
"Ahora para quedar bien tenés que ser 'neuroalgo': neuro fútbol, neuro helado, neuro café. Y dentro de esto hay mucho interés en cómo ese mundo neuro, del cual cada vez sabemos más porque en las ultimas décadas aprendimos más del cerebro que en toda la historia, cómo eso se desparrama hacia acciones más cotidianas. Y noto muchísimo interés personal, social y empresarial incluso. Está bien, todo muy lindo lo que saben del cerebro pero ¿qué hago con eso? ¿Me sirve para ser más creativo, para llevarme mejor con la gente?", plantea como interrogantes que aparecen.
-T: Contextualizás que a mitad del siglo XX toma fuerza la pregunta por las ideas pero también que falta un gran recorrido por hacer ¿por qué?
-D.G: Primero, la sorpresa de que sea algo tan nuevo. De hecho vas al diccionario y el término idea existe, etimológicamente, tiene que ver con yo vi, es muy antiguo de los griegos. Pero creatividad no. Aparece en los diccionarios tenuemente y tímidamente en el siglo XIX . No existía, no era una virtud.
Por otro lado, no es fácil hacer experimentos y tampoco es fácil demostrar que eso vale en la vida real, porque la mayoría de los experimentos son de laboratorio: la creatividad y las ideas se ven en la cancha. Es muy difícil hacer experimentos naturales con lo que hacemos cotidianamente.
Y por otro, está el tema del nexo con el cerebro y encontrar la base neural de lo que estamos haciendo. Ahora tenemos la gran ventaja de que podemos ver el cerebro desde afuera: haciendo resonancia, imágenes, etc., cosas que antes no se podían. Antes para entender una función del cerebro tenías que abrir el cráneo, sacar un cacho del cerebro y ver si se perdía la función y bueno, se te perdía el paciente. O la rata. Hoy podes ver el cerebro desde afuera, aunque tampoco es fácil diseñar esos experimentos porque todavía son medio caros, pero estamos en camino, claramente. Lo más fascinante que puede haber en la ciencia es cumplir con el Oráculo de Delfos: conócete a ti mismo, por qué hacemos lo que hacemos, por qué a veces se te cae una idea, por qué algo te parece bien o confiable. Cuando encontremos ese puente entre lo orgánico, el cerebro, el funcionamiento del cuerpo y lo que hacemos, que está un poco más en el aire, ahí vamos a entendernos un poquito más.
-T: Desarmás la teoría de la división del cerebro con funciones cognitivas específicas derecho/izquierdo, en cambio hablás de un diálogo entre ambas partes.
-D.G: Eso viene del siglo XVIII, un señor llamado Gall dijo que el cerebro está dividido en kioscos, en cajas. Y era un poco exagerado porque decía que si sos muy algo en una de áreas, esa caja del cerebro crece. Si sos buena, esa área del cerebro de la bondad crece tanto que te deforma el cráneo y te sale un chichón de bondad. El tipo andaba palpando cráneos. Eso cayó completamente en la oscuridad, una chantada absoluta y pasamos al otro lado: nada está localizado en el cerebro, todo está distribuido en circuitos.
Hoy tenemos una visión más intermedia. Lo de la división cerebro izquierdo/cerebro derecho tiene una base estrictamente científica pero se ha exagerado hasta lo cotidiano. Cuando para el tratamiento de algunos tipos de epilepsia, vos lo que no querés es que la epilepsia pase de un hemisferio cerebral al otro lado, entonces editas comunicación entre los hemisferios: cortás un pedacito que se llama cuerpo calloso, que une a los dos hemisferios cerebrales y tenés una persona con dos hemisferios que no charlan entre sí. Y no te das cuenta si esa persona no tiene síntomas. Para ver esos síntomas tenes que hacer experimentos muy específicos que hicieron los padres de la neurociencia cognitiva.
Eso llevó a una exageración, que dice hay una parte del cerebro que es la racional inferior izquierdo y otra parte que es la emocional hemisferio derecho, y que son completamente distintos. No, tenemos un solo cerebro y charla todo el tiempo. Artificialmente podés producir esta escisión pero en la naturaleza es necesario que se complementen de manera absoluta. Aún así eso lleva a cuestiones muy interesantes, como los experimentos que hace una artista, Betty Edwards, que tiene un libro hermoso para aprender a dibujar con el lado derecho y apagar el inferior izquierdo, apagar lo racional. Lo loco es que funcionan los experimentos que hace, aún para quienes somos un desastre dibujando. No es que apagues un cerebro ni prendas el otro, pero bueno, son consejos que te permiten que afloren cosas que normalmente están guardadas.
-T: La gimnasia mental es otro ejercicio de moda: crucigrama, sudokus ¿existe tal cosa?
-D.G: Te volvés un experto sudokólogo o cucrimagrólogo y eso no necesariamente se extrapola a otras áreas cognitivas. Eso no quiere decir que la ejercitación no sea necesaria. Lo mismo que te dice el cardiólogo: el cerebro depende de un cuerpo sano. Y esto que hoy nos parece obvio, nunca fue tan obvio: no son cosas distintas la salud física y la salud mental, como si lo mental fuera otra cosa aparte del cuerpo. No es así y no escindirá el concepto de gimnasia, en general, de que el cerebro ande bien.
Realmente tenés que estar en buena salud, tenés que ejercitarte. De hecho, hay un fenómeno que es la la neurogénesis (la aparición de nuevas neuronas en el cerebro) y uno de los trucos para mejorar la neurogénesis en laboratorio, al menos, es el ejercicio físico. A un ratón lo hacés andar en una rueda y se le generan más neuronas. Ahora, que esas neuronas sean creativas, o no, es otro mundo. (Télam)
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