Con 17 muestras, charlas y talleres, arranca en Tucuman la 10° Bienal de Fotografia Documental

Tucuman se prepara para ser sede de la 10° Bienal Argentina de Fotografia Documental, que a partir del miercoles proximo ofrecera una trama de exposiciones, talleres, acciones performaticas y visionado de portfolios, entre

D-Interés 02 de octubre de 2022 Agencia Télam
(Por Sofía Romera Zanoli) Tucumán se prepara para ser sede de la 10° Bienal Argentina de Fotografía Documental, que a partir del miércoles próximo ofrecerá una trama de exposiciones, talleres, acciones performáticas y visionado de portfolios, entre otras actividades que reunirán a fotógrafos e investigadores de la disciplina como Helen Zout, Eduardo Gil, Ananké Assef, Andrea Jösch, Cora Gamarnik y Diana Taylor, entre otros.
Este festival internacional, que se realiza en la provincia desde 2004 y que ya forma parte del circuito de festivales latinoamericanos, es organizado por la Fundación Infoto en alianza con el Ente Cultural de Tucumán, el Ente Tucumán Turismo, la Universidad Nacional de Tucumán, la Municipalidad de San Miguel de Tucumán y otras instituciones que acompañan.
Entre el miércoles y el sábado 8 de octubre, la programación del ciclo alojará 17 exposiciones, talleres, acciones performáticas, visionado de portfolios, conferencias y una feria de libros relacionados con la disciplina. Las exposiciones, conferencias y demás actividades ocuparán gran parte de los espacios expositivos, culturales y plazas de la capital provincial, y estarán dedicadas particularmente a la comunidad fotográfica y de las artes visuales, aunque todas estarán abiertas al público en general.
Cora Gamarnik, investigadora de referencia de la fotografía en los medios, estará participando en esta edición de la Bienal a cargo del taller “Fotografía y política”, junto a Andrea Jösch. "El festival rompe con la fórmula matemática que sostiene que la 'suma de las partes es igual al todo', en este encuentro la suma de las partes es mucho más que el todo. Cuando nos encontramos aparecen y surgen elementos que no surgirían si no se diera un encuentro presencial, si no hubiera charlas, espacios para vernos y cruzarnos con el otro, más teniendo en cuenta lo que aprendimos durante la pandemia, esa necesidad del encuentro físico”, explica a Télam.
"Acá se te dispara la curiosidad, conocés en persona a gente que solo habías visto a través de fotos y con quienes te podés permitir esos diálogos por fuera incluso de las actividades programadas, todo eso que puede suceder en las calles de Tucumán, en los pasillos de los lugares donde se realizan las actividades”, asegura.
La investigadora de fotoperiodismo reflexiona sobre el trabajo que realizan fotógrafos y fotógrafas de las provincias vinculados a algunas problemáticas impactantes, como la quema de humedales. “Estos registros permiten visibilizar lo que sucede en distintos lugares, fuera de los centros de decisión, como los son la Capital Federal y la provincia de Buenos Aires. Es ahí donde el trabajo de fotógrafos y fotógrafas resulta vital para nacionalizar problemáticas ambientales, conflictos sociales que de otra manera no llegan a la agenda de los medios nacionales”, sostiene.
En los últimos tiempos, y en especial después del atentado que sufrió la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner, se instalado con fuerza el debate en torno a los discursos de odio. Garmanik advierte sobre un impacto equivalente producido por las imágenes: “Así como existen esos discursos también hay imágenes de odio, me parece muy importante que todos aquellos que reflexionamos sobre la imágenes y discursos, pensemos qué sucede cuando los reproducimos, ya sea para cuestionar o criticar. En este sentido, le estamos dando tal vez una visibilidad que no tendría de otro modo”, manifiesta.
Gamarnik pone como ejemplo las bolsas mortuorias que durante una marcha opositora al gobierno se colocaron en la puerta de Casa Rosada. "Creo que la emergencia de estos microfascismos y prácticas de derecha que estamos viendo en todo el mundo, lamentablemente, nos genera una urgencia en pensar qué hacer con esos discursos, cómo dar debate, cómo cuestionarlos y rebatirlos”, dice.
“Muchas veces solemos responder a estas situaciones con discursos argumentativos y datos, pero esas imágenes de odio apelan a una emocionalidad directa, entonces desde nuestro lugar debemos pensar cómo usamos nuestra emotividad para contrarrestar los discursos que contienen esas imágenes”, analiza Gamarnik.
A su vez, destaca, “vemos como a lo largo de la historia se vienen sosteniendo en Argentina la lucha por la memoria, la verdad y la justicia a través de la imagen, en estos casos la fotografía siempre es una herramienta y depende de cómo la usemos que resultados vamos a tener, somos los actores sociales que sostenemos una u otra forma de visibilizar los que sucede en nuestros países”.
Sobre el lugar que ocupa la fotografía y más precisamente los fotógrafos en las sociedades, Julio Patoja y Diego Araoz, organizadores de la Bienal, cuentan que el eje de esta edición “es trabajar promoviendo cultura y ciudadanía, con un posicionamiento muy claro sobre la defensa de los derechos humanos y ambientales”.
En ese sentido, algunos lugares elegidos para realizar talleres y recorridos son el Espacio para la Memoria y Promoción de los Derechos Humanos “La Escuelita de Famaillá”, y el ex Ingenio Santa Lucía (ambos funcionaron como Centros Clandestinos de Detención durante el terrorismo de Estado en Argentina) y los Talleres Ferroviarios de Tafí Viejo, que representan una parte importante de la historia lucha del pueblo trabajador tucumano.
Pantoja remarca además un “fuerte componente federal” presente en la Bienal “que se puede ver en el hecho de que Tucumán sea el lugar elegido para llevarla cabo y que de alguna manera busca disputar el espacio a Buenos Aires”, donde la mayoría de las veces se realizan los grandes eventos.
“Nosotros (por los organizadores) entendemos y concebimos a la fotografía y a su modo de inserción de una manera integral y federal, y en ese punto, nos interesa romper prejuicios , con facilidades y dificultades según a quien le toque”, explica el fotodocumentalista tucumano.
"Este festival de fotografía documental argentino ya ha logrado insertarse ámbito internacional, no solamente porque sus invitados en cada edición llegan desde diferentes países, sino porque también sus organizadores han sido invitados a contar su experiencia en eventos similares en otros lugares del mundo", acota.
A lo largo de las diferentes ediciones han venido a participar fotógrafos e investigadores de España, Estados Unidos, Canadá, México, Venezuela, Brasil, Chile, Uruguay, Perú, Bolivia, Ecuador, Colombia, Puerto Rico, entre otros países.
Otro punto a destacar para Pantoja y Araoz es que conciben este evento como un lugar de encuentro donde los roles están en constante movimiento. "Figuras reconocidas internacionalmente tienen su momento de dar conferencias, pero una vez que terminan, ocupan su lugar en una butaca junto al público y a su vez, esos encuentros también pueden producirse por fuera de las actividades programadas”.
Todo lo que se muestra en la Bienal, “son trabajos completamente inéditos, o de mínima versiones inéditas, no nos interesan cosas que ya se hayan mostrado antes, y fundamentalmente en Buenos Aires, este criterio es importante para apuntar a tener un carácter verdaderamente nacional”, recalca Pantoja.
Uno de los momentos más importante quizás para aquellos que aman la fotografía es la revisión de portfolios, que este año tendrá lugar el sábado en la Sociedad Francesa. En esta instancia referentes de la disciplina (fotógrafos experimentados, curadores, editores) llevan a cabo entrevistas de 20 minutos con personas que se anotaron previamente, para que sus trabajos sean analizados.
“Este es un momento de descubrimientos ya que fotógrafos que no eran tan conocidos pueden mostrar sus obras, y a su vez referentes conocen los trabajos que se están haciendo”, coinciden los organizadores.
Entre las muestras de fotografías hay dos particularmente imperdibles: una de ella es “Desapariciones”, de la fotógrafa Helen Zout, autora de la icónica foto en la que Julio López aparece con los ojos cerrados, y “Cuerpos en conflicto” una muestra colectiva, en donde se presentaron más de 300 autores y quedaron seleccionados alrededor de 35, estuvieron a cargo de la curadoría de Eduardo Gil, Verónica Cordeiro y Pantoja.
Un dato de color que se agrega en esta edición y que cuenta el apoyo de Trenes Argentinos, es el desarrollo de un taller itinerante, a cargo de Federico Estol (Uruguay) y Sara Waira (Bolivia). Los participantes de este taller subirán a un tren que sale el domingo de Retiro, Buenos Aires y llegarán el martes a la madrugada por la noche a Tucumán. A lo largo del viaje, que durará alrededor de 30 horas, realizarán ejercicios e intercambiarán conocimientos sobre fotografía, pero vinculada a la temática de migraciones y movimientos de personas en Latinoamérica.
El programa completo se puede consultar en https://fotobienal.com.ar/. (Télam)
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