Cecilia Ferreiroa: Queria construir personajes con una determinacion obsesiva, casi monomaniaca

En el libro de cuentos "La parte enferma", Cecilia Ferreiroa aborda historias que transitan aspectos intimos y cotidianos para sondear en lo que no ha sido resuelto o se torna obsesivo a traves de situaciones que se vuelven extrañas y dan cuenta de

D-Interés 13 de abril de 2020 Agencia Télam
En el libro de cuentos "La parte enferma", Cecilia Ferreiroa aborda historias que transitan aspectos íntimos y cotidianos para sondear en lo que no ha sido resuelto o se torna obsesivo a través de situaciones que se vuelven extrañas y dan cuenta de "lo problemático o inasimilable" en los vínculos con los demás, según señala la autora.
Una joven que se confronta con su identidad debido a los huecos que ha dejado el pasado militante de sus padres en los 70; una mujer obsesionada con la posibilidad de concebir un hijo a partir de los óvulos congelados de su hija muerta; una pareja que viaja constantemente y deja su casa al cuidado de diferentes personas porque le van desapareciendo objetos, y el vínculo amenazante de una joven con su madre, son algunos de los temas que aborda la narradora en esta obra.
En diálogo con Télam, Ferreiroa, autora también de "Señora Planta" (Blatt & Ríos), desgrana las motivaciones que acechan detrás de cada cuento reunido en "La parte enferma", publicado por editorial Obloshka.
-Télam: ¿Qué te llevó a sondear en los aspectos obsesivos y en los vínculos patológicos de parejas y familias?
- Cecilia Ferreiroa: Me interesaba construir personajes que tuvieran una determinación obsesiva, casi monomaníaca, o un problema que no eran capaces de resolver, que volvía una y otra vez. Quería trabajar con una lógica narrativa circular, de aquello que insiste y que vuelve, lo acallado que horada. Buscaba inscribir en la narración, en esa lógica lineal de avance hacia adelante, la otra lógica, la de la repetición. Eso lo expresé en los vínculos de familia o de pareja porque, en general a mí me interesa trabajar los vínculos, la manera en la que los personajes se relacionan con los seres cercanos o con el mundo, y en particular, todo lo problemático o extraño o inasimilable que hay en ellos. Creo que finalmente ese es el espacio en el que se mueven mis cuentos, incluso sin que sea algo deliberado o establecido de antemano por mí. Es ahí a donde va mi escritura.
- T: En los cuentos hay un extrañamiento de lo cotidiano, ¿qué te permite este recurso?
- C.F: Me interesa poner el foco en cosas pequeñas, no en grandes temas, en cosas muy cotidianas sobre las que se produce una extrañeza, una manera de volverse ajenas y amenazantes. Todo lo extraño, lo incomprensible, lo irresuelto, que hay en lo cotidiano, en lo más íntimo. En cierto sentido los personajes se mueven en un mundo que se les enrarece permanentemente de una manera o de otra. Me interesa lo cotidiano como el lugar por donde entra lo amenazante, el peligro.
- T: En muchos de los cuentos aparecen parejas con vínculos disfuncionales que parecen estar atados a un destino común inmodificable.
-C.F: Yo pienso los cuentos como algo abierto, una especie de recorte de un momento. Pero en los cuentos de este libro quise trabajar con vínculos que llevan mucho tiempo, poniendo en evidencia todo lo que se va complicando en esas relaciones, lo que no se soluciona y se enquista. Creo que los vínculos de mucho tiempo tienen ese horizonte como peligro: mantener algo que tiene una dinámica que le permite continuar pero donde la comunicación -o lo vivo de la relación- está obstruida. De todas maneras, esas dinámicas cotidianas que sostienen el vínculo me parece que también tiene algo que no es meramente negativo. Muchas veces eso establece una base común, compartida.
- T: En el cuento "Los cuidadores" aparece o hay algo cortazariano, tal vez esa sensación de invasión y extrañeza. ¿Qué significados tienen los viajes en ese cuento?
- C.F: En ese cuento los personajes que dejan su casa al cuidado de diferentes personas la van sintiendo como si fuera invadida, como si le violentaran su interior burgués. Hay algo de la comodidad o la necesidad de dejarle la casa a alguien para que te la cuide que se les vuelve en contra. Quise trabajar con esa situación y las posibilidades en torno a ella. Cuando dejás tu casa al cuidado de alguien, resulta que fue habitada por otra persona y de manera diferente, aparecen marcas del paso del otro por la casa, y ya no es el lugar propio e íntimo que era. Trabajé la historia un poco en esa dirección, en contraposición con la idea de las casas como el lugar más familiar, más íntimo y como un espacio de confort y seguridad. En cuanto a los viajes, creo que tienen diferentes significados, pero prevalece el hecho de que no tienen el típico sentido de placer o turismo. Hay algo cargado, una cuota de dolor.
- T: Otro tema que aparece es el de las mujeres grises, de existencias poco interesantes, sin proyecto propio como en el cuento "Autitos de colección".
-C.F: Como todas las liberaciones, ni son tan totales ni son tan homogéneas. No todo el mundo está tan realizado ni vive libremente. Ni siquiera en el interior de la clase que más preconiza esa liberación. Me interesa señalar eso narrativamente, y por otro lado no busco escribir necesariamente desde mi propia ideología. Lo que sí creo es que con los personajes llenos de dificultades, de limitaciones que construyo, discuto un poco con la imposición de estar bien que noto como imperativo de esta época, de estar realizado, de disfrutar al máximo, de ser activo, feliz; que vale tanto para las mujeres como para los hombres. A mí me parece que sigue habiendo una gran cuota de dolor, de infelicidad, de insatisfacción. (Télam)
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